Admiramos a muchos, y además no del mismo modo, naturalmente. Hay textos, por ejemplo, que me gustan a morir, pero que no incluiría en un libro mío ni regalados; en cambio, otros, que me gustan a morir, pero de otra manera, los admiro algo agridulcemente, con la pena de no haberlos escrito yo. Eso me pasa con este poema que me mandó por e-mail Rafael García Angulo, y que corto y pego aquí con la esperanza de que se me pegue algo:
-----------CENICIENTA
Si encajaste tu pie en aquel zapato
y fuiste la escogida, y no era un sueño
¿porqué sigues temblando cada noche
cuando suenan las doce campanadas?
¿Un ejemplo de lo contrario? Vale, os pondré unas frases aceradas de Cioran, que me encontré precisamente ayer, que no comparto en absoluto, aunque mi admirado Borges era de la misma opinión, y que vienen sobre todo muy bien para documentar
mi artículo de hoy. Así veis que cuando hablo de aversión a la paternidad y contravalores del 68 no lo hago a humo de pajas:
La única cosa que me precio de haber comprendido muy pronto, antes de cumplir los veinte años, es que no había que engendrar. A eso se debe mi horror del matrimonio, de la familia y de todas las convenciones sociales. Es un crimen transmitir las taras propias a una progenitura y obligarla, así, a pasar por las mismas duras pruebas que nosotros, por un calvario tal vez peor que el nuestro. Dar vida a alguien que heredaría mis desgracias y mis males es algo que nunca he podido consentir. Todos los padres son irresponsables o asesinos. Sólo los animales deberían dedicarse a procrear. La piedad impide ser "genitor": la palabra más atroz que conozco.
Es curioso cómo cambian las máscaras: hace no tanto, el reproche contra el cristianismo tenía un sesgo nietzscheano: era visto como una doctrina oscura, antivitalista, nihilista, que invierte los valores naturales, etc. Pero ahora, un agnóstico como Cioran nos reprocha vivir como los animales, procreando, y considera la generación un "crimen". De modo que los cristianos, casi en solitario, son los que defienden hoy una ecuación tan sencilla como imprescindible: la vida es algo bueno y deseable. Luego, ¿quiénes han sido siempre los verdaderos nihilistas de toda esta historia?
ResponderEliminarEn el reconocimiento que todavía se profesa a Cioran veo un síntoma de la podredumbre moderna o, en muchos casos, la pose del profesional del malditismo. Muy ciego debía ser el apátrida para confundir la generación zoológica con la paternidad. El hondo filósofo conocería la naturaleza de las estructuras del parentesco, qué duda cabe. Entonces: ¿Por qué tales analogías?. Acaso sea - como dicen - un gran escritor: ¿pero el mero estilo (¡) es ajeno a la verdad?. Perdón, se me olvida que ésta es una arcaizante noción autoritaria, metafísico-teológica, patriarcal pese a su máscara femenina... La legión de los cenizos longevos tiene una largísima serie de pseudo-razones contra la verdad y la vida, pero, aunque mienten, llegan a viejos.
ResponderEliminarCioran hace muy bien en no engendrar, pero muy mal en llamar asesinos a los que engendran, los cuales dan a sus hijos la oportunidad de ser como Cioran. ¡Y eso es muy generoso! Para darnos ejemplo de lo terrible que sería que él hubiera engendrado, lo mejor es que se hubiera suicidado antes de escribir ese texto.
ResponderEliminarEMC se explica, GKC replica: aclick. Y me ha hecho mucha ilusión los dos interlocutares, a los que yo ya vi juntos.
ResponderEliminarBueno, bueno, tantas y tantas complicaciones para lo fácil de esta vida, de nuestra vida.
ResponderEliminarPrefiero a Rosales, por encima de todo, y a Rilke, y a Novalis.
Prefiero a Vallejo, y a García-Máiquez.
Bueno el artículo del Diario.
Me quedo con eso.
Un fuerte abrazo.
Don Enrique, le robo un precioso poema suyo para mi post de hoy. Felicidades por la joya. E igualmente a Rafael García Angulo por el suyo. Lo de Cioran me ha recordado aquello que decía un personaje creo que de Clarín: Cuando seas padre, creerás en Dios.
ResponderEliminarDavid
Estimado Cioran
ResponderEliminarSi Ud. piensa así es porque obra en Ud. un gran sentido de responsabilidad por un hijo que podria traer al mundo.
Grande pero exagerado. Pero no se preocupe, que le voy a aliviar la carga. Sólo se le pide que ame al ser al que le de vida, nadie lo juzgará a Ud. por las adversidades de la vida que tenga que soportar su hijo.
Visto de otro modo, le diré que no está en Ud. juzgar la licitud de la procreación sino sólo hasta cierto límite impuesto por una paternidad responsable. Dios lo ha hecho reproductivo, asuma las consecuencias.
Afectuosamente,
Dejé un comentario aquí que debe haberse perdido entre los océanos de bytes. Decía que hombre, que de lo último que se puede acusar al gran misántropo es de proselitista. Su hondo pesimismo es una cuestión personal e intransferible, no me parece que objete a que los demás tengan hijos.
ResponderEliminarPor otra parte, el odio de Cioran a la humanidad es tan minucioso como ecuánime. Si hay alguien que reparta por igual es él. Sentirse aludido en tanto que cristiano, o padre, o feliz, es tener la piel un poco delicada.
Hay que ver si la necesidad de responder a Cioran es la necesidad de responderse a uno mismo (que ígualmente es valedero) o también de responder a Cioran por amor al prójimo (Cioran o sus lectores).
ResponderEliminarQuien esté libre de ambas cosas...