domingo, 15 de marzo de 2009

Antonio Casado da Rocha

Ayer, hablando de privilegios, estuve tentado a inaugurar una etiqueta de “Vanitas vanitatis”. Menos mal que no lo hice, porque me habría dejado en evidencia. Todas mis entradas se merecen ese etiquetazo, incluso ésta, donde vengo a hablar de Quién me mandaría a mí (Bermingham, San Sebastián, 2009) de Antonio Casado de Rocha (San Sebastián, 1970). De este poemario, lo que más me afecta es lo que me afecta. El autor y yo somos casi coetáneos, además de compatriotas, hemos recibido las mismas (más o menos) influencias y hemos realizado la misma apuesta estética. La consistente en no renegar de la herencia de nuestros mayores (en los dos sentidos) poetas de línea clara. Jon Juaristi decía con mucho tino en Sermo humilis que pase lo que pase con las modas, la poesía clara ha creado un tipo de lector [y un tipo de poeta, añado yo], y que eso era incontestable. La contestación la tenemos que dar nosotros, demostrando que no es una vía sin salida, ni un tiovivo, sino un camino, que además arranca desde muchísimo antes de los años 70 de España: pienso en el cancionero tradicional hispánico, en Manrique, en Lope, en Fernández de Andrada, en Arguijo, en Medrano, en Bécquer, en Machado, en cierto JRJ, en Panero, en Otero, en Muñoz Rojas, en Rodríguez, en Gil de Biedma, en Duque, pienso en tantos, por no hablar de poetas de otros países. Para mí la clave está en ser muy conscientes de la viva tradición que digo; en la exigencia técnica, que en este libro cojea un poco como reconoce el autor en “En el que se renuncia a las formas”; en una búsqueda sin resquicios de la autenticidad y, por tanto, indirectamente de la voz propia; y en encontrar de paso un mundo personal. Esto es lo que consigue mejor Quien me mandaría a mí, que habla mucho del padre, pero no de su muerte sino de su vida:
........Y MI PADRE
que durante más de treinta años
(saliendo pronto y llegando tarde,
no lo vi al sol en laborable)
subió cien botellas de butano

cada día por estos rellanos
y escaleras, que subía amable
hasta el quinto piso de estos lares
de Lezo y Rentería y ambos

Pasajes, con la ropa mojada
oxidándose en el horno tibio
y el camión a la vista de casa

esperando a que llegue mi tío,
con las bombonas encadenadas
para que no se las lleve el frío,

va y dice
.................que echa de menos el trabajo…

5 comentarios:

  1. No veo a Leopoldo María Panero como poeta de líneas claras. Personalmente me parece muy complejo, dífícil de seguir, con un ritmo a veces imposible. Me cuesta mucho saber a donde va o a donde me lleva con la mayoría de sus poemas.
    Quizás no se trate de Leopoldo María.

    Saludos.

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  2. Desde luego que no, Dios me libre. Es Leopoldo Panero padre. El hemano, Juan Luis, también se cuenta entre mis preferencias. Gracias, Manupé, por darme pie para precisar.

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  3. Anónimo4:02 p. m.

    Gracias de veras, Enrique, por tus afectuosas palabras y por seleccionar con tanta magnanimidad ese poema para abrir la semana de San José. Todo un regalo para el Día del Padre.

    Soy un recién llegado y confieso que, en efecto, estoy poco ducho en la técnica. Ahora sé que, más que ajustarse a una forma tradicional o renunciar a ella (todos los poemas han de tener su forma, que no ha de seguir necesariamente la de un soneto, un haiku o una villanela), lo decisivo es manifestar ese control del lenguaje al que se refiere Miguel d’Ors en unas páginas de Virutas de taller. Y en semejante tarea todavía me falta mucho por recorrer.

    Gracias también por la compañía que me descubres en el camino. Aunque algo hay de guiño a Manrique en mi "contemplando/ cómo se pasa la ITV" (p. 67), ya me gustaría a mí ser hijo también de esos padres. No reniego de ninguna influencia —faltaría más—, pero soy bastante ignorante de la tradición que mencionas y mi otro poeta de cabecera es el inefable Billy Collins. Así, yo no tenía ni idea de ser de "línea clara" hasta que me lo dijeron otros; simplemente trato de tener en cuenta que la poesía es comunicación y que al otro lado del poema (con suerte) habrá un lector que se merece un respeto.

    El privilegio, naturalmente, es nuestro: de todos los lectores del blogg. Un abrazo.

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  4. Siempre descubro algo nuevo en tu blog. Mil gracias por citarme en tu artículo.

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  5. Supongo que algunos seremos de línea claroscura.

    Gracias por el descubrimiento. Pedimos, por supuesto, barberías suecas sobre este poeta, en adelante...

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