Me han echado un bien de ojo. La intervención, quitando los primeros momentos en que no me pusieron anestesia, ha sido un éxito. Al principio, el anestesista, en vez de hacer lo suyo, estuvo leyendo mi ficha con enorme atención y al ver que vivo en la calle Sorolla (y a mucha honra, por cierto), no se le ocurrió más que recordarme que tiene premio. Yo allí, con el aparato ese de la naranja mecánica para tener abierto el ojo, me partía de risa, vaya. Pensé: "El premio lo tengo yo contigo, macho". Pero no lo dije por el síndrome de Estocolmo que embarga siempre al que está en una camilla, con un babi y cercado por bisturís. Solamente pensé: "Y este señor tan saleroso, ¿cuándo me inyecta?". La doctora, ni corta ni perezosa, empezó con lo suyo, que es el corte, en plan El perro andaluz. La cosa, por lo visto, iba de película, pero yo tuve que elevar una tímida protesta. Y entonces el del premio, dejó de hablarme por fin de las gambas de Romerijo, y me sedó. Todo fue como la seda, a partir de entonces.
No es lo único que ha salido bien. La columnita de ayer en La Gaceta de los Negocios no salió. A veces les entra una inyección de publicidad, y se comen mi página. Yo me alegro por ellos y me jorobo por mí. En cambio, esta vez, a toro pasado, me he alegrado por ambos y mucho. Anoche un anónimo me puso un punto sobre la i la mar de bien puesto. La imagen del monstruo amoroso de ocho extremidades viene de Platón, como mínimo. ¿En qué estaría pensando cuando leí El banquete, que no me acordaba de eso? A los muy comilones, como yo, nos viene mejor el peripatetismo, que en la mesa nos distraemos. En cualquier caso, el dato echaba por tierra mi columna, porque, por un lado, la imagen de Tejada se tiñe de amor platónico (al menos en su guiño intertextual) y el pretendido homenaje implícito de Marzal es homenaje, sí, pero a Platón, y no a mi paisano Tejada. Qué suerte que no se haya publicado. Para la semana que viene mandaré otra columna. Uf.
Qué pena no haber hecho esto con la columna de hoy y no poderlo hacer con todas: publicarlas primero aquí, aprovechar vuestros comentarios para limpiar, fijar y dar esplendor y, finalmente, ir a la prensa con todo ya muy bien prensado. Para esto los blogs son una maravilla. Cuando el próximo me comente que sólo sirven para los bombos mutuos y la autoayuda a la autoestima, me autodescojonaré, con perdón.
Ah, al platónico anónimo de anoche, muchas gracias.
Me alegro un montón.
ResponderEliminarUn abrazo.
Me alegro de verdad de que estés bien "de lo tuyo". Mayormente por interés personal, te leo con gusto.
ResponderEliminarY si te lo digo no es por levantarte el ánimo y mejorar tu autoestima, pues a tu lado yo represento el país de los ciegos y me bastaría un tuerto por rey (no sé si está siendo muy afortunado este comentario), así que no te añado nada que no tengas ya.
Yo sí que pienso que hay algunos -sólo algunos- blogs y blogeros que se dedican al bombo mutuo. Y sé también que hay comentaristas de blogs que son como moscas cojoneras y van de blog en blog, no para llevar polen y que florezcan las flores (¿?), sino para llevar polvos de estornudar y provocar los mayores exabruptos del personal.
Cuando tropiezo con comentarios del tipo "espero que visites mi blog" me entra un repelús por todo el cuerpo, porque suena como "quiero que mi número de visitantes aumente". Claro que, esto es adivinanza de las intenciones de los demás, cosa muy complicada pues puede que ni siquiera ellos sepan para qué lo hacen.
Y a mi hoy me apetecía que me leyeran y qué mejor blog que este. He descubierto que es mucho más sencillo que me lean en blogs ajenos que en el mio propio y voy al rebufo. Asín es.
Miedo da, Enrique, el cirujano a lo perro andaluz: un calosfrío de terror. Menos mal que ya pasó.
ResponderEliminarY cuál es tu blog, Isabel, que me ha picado la curiosidad.
Me alegro mucho. Y un ¡bravo! por la columna de hoy, que suscribo al cien por cien.
ResponderEliminarLa columna de hoy no necesita rodaje bloguero previo, Enrique: te ha quedado estupenda. La verdad, coger el Diario los miércoles, leerte a ti y a tu vecino Eduardo es un auténtico placer.
ResponderEliminarAbrazo.
Enterado y contentísimo. Y tomo nota del monstruo platónico.
ResponderEliminarUn inmenso escalofrío de grima me ha recorrido el cuerpo entero.
ResponderEliminarMe alegro, no sabes cuanto, de que todo haya pasado y salido bien.
Me alegra que los de fija, limpia y da esplendor también sirva ahora para recordar tu cirugía. Por mi parte, gracias a Dios, no te seguiré al quirófano, parece que basata con unas gotas antialérgicas. De las gafas no me salva nadie, pero bueno, siempre vienen bien para asistir a congresos de progres. Me alegra que haya salido todo bien!
ResponderEliminarQué bien te veo, Enrique.
ResponderEliminarEnhorabuena por seguir conservando los dos acais. Es un alivio. Y yo que tú no hubiera borrado la columna. Si lo hicieran todos los que citan mal... Y es disculpable, porque lo que dicen unos lo repiten otros, y luego otros.
ResponderEliminarqué valiente, a mí el ojo no me lo toca nadie (salvo fuerza mayor, que a lo peor fue la tuya...)
ResponderEliminarTus consejos son órdenes, JSR, y además el comentario de Ángel redondea la cosa. Vuelvo a colgar mi desinformada columnita. Gracias.
ResponderEliminarGracias mil a todos, y a AnaCó, enhorabuena: me alegro de tu alergia. Lo del pterigium no merece la pena, aunque suene tan latino y eso.
Fuerza mayor fue la mía, desde luego, Llir.
ResponderEliminarQué alegría, y qué bien que conservas tu mirada incisiva, aun sin uña.
ResponderEliminarMuy bien visto lo del síndrome de Estocolmo hospitalario, sí que es verdad.
Y la columna, qué no te digo que buenísima, porque lo que es es tristísima. Y lo peor no es que aquel noble ejercicio de la política tenga que practicarse al final en las asociaciones apolíticas, en algún periódico raro en el que no hayan metido la zarpa y en los blogs, sino lo carísimos que nos salen todos esos ingenieros para tenernos la casa sin barrer.
Tus consejos son consejos, JSR. Después de colgarla, no me sentía bien, sabiendo que tenía un fallo tan gordo. He vuelto a descolgarla. En todo caso, gracias por el interés.
ResponderEliminarEnrique, abrazos y rezos desde el Levante
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