Aquella
vuelta de Sevilla bajo la amistad silenciosa de la luna no me habría recordado a Virgilio, vía Borges, si yo hubiese sido un japonés. Me habría recordado a Kotomichi, lo que tampoco hubiese estado nada mal:
Todo el camino
la luna siempre encima
acompañándome.
Y cuando abrí la puerta
también entró la luna.
Felicidades Enrique, espero que pases un buen dia de tu santo. Un abrazo de tu semi-seguidora.
ResponderEliminarPrecioso el tanka, Enrique, gracias por compartirlo. Esto de la luna me recuerda un poemilla de Leonard Cohen:
ResponderEliminarTHE MOON
The moon is outside.
I saw the great uncomplicated thing
when I went to take a leak just now.
I should have looked at it longer.
I am a poor lover of the moon.
I see it all at once and that's it
for me and the moon.
(Creo que está en The Book of Longing.)
Felicidades, tocayo.
ResponderEliminarLa próxima vez tal vez te acuerdes antes de Kotomichi, aunque ese sintagma ("la amistad silenciosa de la luna") es difícil de olvidar.
Cierto, em10, me acordaré... Es curioso que crezcamos aumentando nuestras tradiciones. Virgilio y Kotomichi para la próxima noche de luna, y un poco de Cohen gracias a Andoni.
ResponderEliminarMuchas felicidades de ida y vuelta, E., y gracias plenas a la semi.
Y si Ud. fuese argentino, no le habría recordado a Borges (que es para gente culta) antes que a Don Atahualpa Yupanqui, quien decía:
ResponderEliminar"Hace ya, tal vez más de cincuenta años que comencé a hacer mis viajes a caballo entre la Tucumán y Tafí del Valle.
Para hacer esa travesía de treinta horas cuesta arriba, cuesta abajo, tres cerros, algunas quebradas y un largo faldeo en el Valle de las Carreras para entrar a Tafí; yo tenía una mula en Acheral. Una deliciosa aldea que conocí, amé y jamás olvido... ¡Acheral de Tucumán! Ahí tenía mi mula y de ahí salí ocho o diez veces durante ocho o diez años seguidos. Jamás fui en automóvil a Tafí del Valle, siempre al montao', desde Acheral a Tafí del Valle. Eso con el tiempo me trajo esta facultad y este montón de recuerdos y de ideas. Y las ganas de decirle mi amor y mi cariño y mi recuerdo permanente a Tucumán, a Acheral y sobre todo a la luna tucumana. Porque yo salía a las cinco de la mañana, a las cuatro de la mañana, ensillaba mi caballo, mi mula y salía. Y recién me amanecía en el faldeo, a mitad del camino... ¡recién me amanecía!. Vale decir que la luna me acompañó siempre, por eso digo en los versos:
Yo no le canto a la luna
porque alumbra y nada más,
le canto porque ella sabe
de mi largo caminar
¡Ay lunita tucumana!
tamborcito calchaquí
compañera de los gauchos
en las sendas de Tafí
Perdido en las cerrazones
¿quién sabe, vidita, por dónde andaré ?
Mas cuando salga la luna
cantaré, cantaré,
a mi Tucumán querido,
cantaré, cantaré, cantaré.
Con esperanza o con pena
en los campos de Acheral
yo he visto a la luna buena
besando el cañaveral
En algo nos parecemos
luna de la soledad,
yo voy andando y cantando
que es mi modo de alumbrar"
Después le paso el enlace con la música y todo.
Fijate tú. Hasta Cohen, hace pipi mirando a la luna.
ResponderEliminarMuchas felicidades.
No es la mejor versión, pero es la que tiene la explicación:
ResponderEliminarhttp://www.youtube.com/watch?v=gO28iiHiCuc
Saludos.