Ni precoz ni procaz, mi primer soneto lo escribí a los veinte años y a la Virgen del Carmen. Mi padre tenía que dar un pregón y recurrió a mí, naturalmente, en busca de unos versos. Yo refunfuñé mucho, pero, como el hijo aquel que luego termina yendo a la viña, esa noche me puse a cumplir con el deber filial. Cuando me cuadró el soneto y echó a rodar [la cuadratura del círculo) no daba crédito. Estaba entonces en Pamplona y recuerdo muy bien aquella noche.
El soneto no es perfecto, para qué vamos a enredarnos. Tiene asonancias internas, ciertas rimas que rozan el ripio y está en la estela (nunca mejor dicho) de los de Alberti. Sin embargo, tiene vida propia, y no porque lo diga yo, sino porque la ha vivido. No lo he publicado jamás (hasta aquí y ahora), pero ha ido encontrando su camino, o sea, su rumbo. No sé cómo, llegó a la cabina de un velero de un señor de Jerez, y allí está enmarcado, y se recita en voz alta cada vez que se sale a navegar. Ha pasado, que yo sepa, a dos barcos más de la Bahía de Cádiz, y a las aguas del Caribe. Esto último lo sé porque fue el regalo de boda del señor de Jerez a un sobrino suyo, bohemio y marinero, que vive allá, dedicado a la navegación. Lo escribí con mi mejor letra, uf, en un pergamino, ay, lo enmarcaron y allí que se fue, a lo Stevenson, a surcar los mares del Sur.
Mientras echaban las cenizas de un difunto muy elegante a las aguas de la Bahía, lo recitaron, según me contaron después. De ahí pasó a su recordatorio, que no he visto. Luego, al recordatorio de mi abuela; y ahora mi padre lo ha escogido, junto a la imagen de la Virgen del Carmen de la entrada de casa, para el recordatorio de mi madre. Es un poema que me ha dado ciento por uno.
Te ha dado como tu madre, ciento por uno.
ResponderEliminarCon tu permiso lo imprimo para regalarlo a mi amiga Carmen cuando la felicite.
A mi me parece precioso.
Animo para sobrellevar el dia del Carmen.
La semi.
No sé si el soneto es o no es maravilloso pues hasta el concepto de lo maravilloso es muy circunstancial y personal, pero sí es delicioso y entrañable. Añade a su fecunda y larga vida que muchos van a rezar hoy de su mano un Ave Maria en un día tan señalado. Felicidades a las Cármenes, y sigan los endecasílabos esos surcando los mares.
ResponderEliminarEl ciento por uno, lo tienes ya. Muchas veces importa más la vida que la forma.
ResponderEliminarUn abrazo.
"Sabemos de tus manos por la brisa/ sabemos por la sal de tu sonrisa/ y por la tarde azul de tu mirada." Sencillamente, magistral. No sólo el primer terceto (¡mi favorito!) sino todo el poema.
ResponderEliminarLuego lo imprimiré y me lo llevaré para rezar con él. Y pediré por todas las Carmen, las que están aquí y las que ya están "al otro lado de Dios", como dice una buena amiga, esperándonos. Y hoy, pediré especialmente por tu madre.
Muchísimas gracias por este post, qué regalo.
Es un auténtico regalo, Enrique y emocionante el último terceto. ¡Qué lujo!
ResponderEliminarUn abrazo
Muchísimas gracias por leerlo y regalarlo. A Ana se le nota la pasión marinera y a LFU la afinidad: ambos han detectado lo mejor del soneto, y lo que quizá lo justifique: el verso 9º y el 14º. Touché.
ResponderEliminarComo también cuento en mi blog, hoy es un día especial para mí: a la virgen marinera se suma el cumpleaños de mi hija, y yo la felicito también con versos. Una modesta seguidilla, que se ajusta mejor a sus ocho añitos. Ahora, con tus versos del Carmen, mi hija tendrá doble ración de poesía, o sea, de cármenes.
ResponderEliminarUn abrazo.
He recordado con precisión la idea, en otros tiempos tan familiar, de que la Gloria de Dios es María. Pienso, entonces, amorosamente que la misión de María es un misterio de fuerza y esplendor del cual nada puede dar idea, ninguna imagen siquiera hacer presentir; pienso que María es un ser inadivinable, inconcebible, y que la más vaga, la más imprecisa prenoción de ese abismo de deslumbramientos nos haría morir. Es necesario destacar que María de Ágreda dijo muchas veces y de diversas maneras, con plabras dignas de la mayor atención, que el Espíritu Santo no manifestó los misterios de María a los primeros cristianos porque, no habiendo llegado el momento, la Sabiduría divina se oponía a ello: nos pontestis portare modo.
ResponderEliminar¡Qué dicha hallarse uno en la propia casa! He ahí por qué es deseabel el Paraíso. Sólo en el Paraíso se está en la propia casa.
[Mi diario, 26 de diciembre de 1899]
Hoy celebramos la festividad de nuestra patrona como los buenos, navegando con mar dura, entre monzón y monzón.
ResponderEliminarComo mandan los usos y costumbres, habrá comida extraordinaria, y cantaremos la Salve.
Ya que no tenemos misa por falta de cura, con tu permiso voy a leer el poema, que me parece una maravillosa oración y nos recuerda a todos quien nos guía en la mar.
Feliz día del Carmen.
Manupé.
¿Permiso, Manupé? No se me ocurre mayor honor. Y para agradecértelo, me salto los tiempos reglamentarios y cuelgo ya en mi no-blog el artículo que saldrá mañana en Alba y donde, qué casualidad -si existe-, hablo de ti y de vuestra misión.
ResponderEliminarAbrazo y que la Virgen del Carmen os cuide.
Gracias, gracias,muchas gracias. Es lo único que se me ocurre por acordarte de mi, de mi profesión que es mi vocación y por ponerme a la altura de un sacerdote y un poeta.
ResponderEliminarY como pasaba en el 96, sigo buscándote, esté donde esté, para leerte y hablar de libros, que siguen siendo mi devoción.
Un abrazo, amigo.
Manupé.
PRECIOSO. SOLO ALGUIEN -TALENTO APARTE- QUE AME A LA VIRGEN Y A LA MAR PUEDE ESCRIBIR ESTO... Y ¡desde el "destierro" del secano! En serio... hay que ver lo que te cundió a tí en Pamplona.
ResponderEliminarY... me encanta la historia que ya va teniendo. Qué buena idea colocarlo en un barco!
Me parece super generoso por tu parte traerlo aquí. En serio: ¡muchas gracias!
Me lo robo: osea, me lo imprimo.
Y si te acuerdas...y aún te quedan... dejales a los míos de allí un recordatorio y que me lo guarden pa cuando vaya!
LFP
Me ha parecido maravilloso, qué maravilla de soneto. Estoy de acuerdo en que los mejores versos son los seis últimos, en especial, el 9º, y que el final es sencillamente colosal. Enhorabuena, maestro.
ResponderEliminarPrecioso Enrique
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