[Hace meses que quería escribir esto, pero como era un punto egocéntrico lo iba dejando pasar. Ahora me vale como base del trampolínk. Hace unas semanas, publiqué un artículo sobre el fútbol en la playa en La Gaceta de los Negocios. Beades me sacó una tarjeta amarilla por no haber sido capaz de extraer, como habría hecho Chesterton, nada positivo de los esféricos. El artículo de hoy es una reconstrucción del anterior, a ver si esta vez le gusta a Beades.]
domingo, 9 de agosto de 2009
Críticas vs. elogios
Entre las críticas a los blogs, se destaca por dos o tres cabezas la de que hay muy poca crítica, como si las suyas no contasen. Quizá para el que entre de higos a brevas y se asome a los comentarios, le parezca que hay un exceso de elogios. En verdad se elogia, sí, y eso tiene su valor: motiva y da cierta seguridad, que buena falta nos hace. Pero, además, cuando uno lo domina, el lenguaje bloguero no es tan almibarado como puede resultarle al visitante ocasional. Incluso es cruel, a veces. Para empezar, no todos los comentaristas tienen la misma auctoritas. Y están los temibles silencios: uno sabe que unos lectores entran prácticamente todos los días, y, sin embargo, sólo comentan de vez en cuando, por lo que el silencio no deja de ser una llamada de atención atronadora para quien sabe oírla. Ese "0 comentarios", la o, fue descrita por CB en un comentario como una boquita pidiendo un poco de caso o como el platillo vacío de un mendigo. Luego, los enlaces en otros blogs, que te los hacen o no te los hacen, ay, en las columnas esas de la derecha o, y esto es es lo mejor y, por tanto, lo más raro, en el propio texto. Por un código no escrito de buenas maneras blogueras, además, cuando se tiene el correo-e del autor, las correcciones más puntillosas, se hacen en privado, pero se hacen. (Aprovecho la ocasión para agradecerlas ahora en público.) Y al final cuando te corrigen en público, aunque parezca muy levemente, como el nivel viene siendo tan exquisito, casi dieciochesco, el más tenue reparo, pesa mucho.
Sobre el dominio del futbol sobre otros aspectos de la cultura es revelador lo que le pasó a un descendiente de Boccherini en la recepción de un hotel italiano; quien al facilitar su identificación como X Boccherini Sánchez, creyó advertir en la mirada del recepcionista la duda de si tendría como ascendiente al ilustre compositor. Pero se equivocó, pues el empleado del hotel salió de la duda con esta pregunta: ¿Es usted pariente de Hugo Sánchez?
ResponderEliminarJilguero.
Estoy pensando en poner en mi curriculum, en el apartado 'Otros méritos que desee hacer constar', lo siguiente: "-Un sucedido suyo en Praga fue publicado en El Diario de Cádiz": debe de ser como el colmo del soso, que salga publicado algo así en la Capital de la gracia.
ResponderEliminarUno muchas veces no sabe que decir ante estas entradas tan buenas...
ResponderEliminarTu reflexión es muy lúcida, y no lo digo como adulación, sino como elogio. Quizá esté ahí la madre del cordero: en los blogs hay demasiada adulación gratuita, y comentarios de compromiso, que como es lógico son positivos, muchos en respuesta a comentarios, a veces diarios, también halagadores. Es difícil salir del círculo. Bloguitas bloguitatis...
ResponderEliminarSaludos.
Hola tocayo. Un amigo mío me enseñó que "la ausencia de señal también es una señal". Viene al pelo para tu entrada de hoy. Lo que pasa es que es una señal especialmente difícil de interpretar.
ResponderEliminarYo soy uno de los visitantes silenciosos, pero no significa nada especial: no escribo comentarios por vagancia. Si voy a poder seguir disfrutando con la lectura del blog aunque no haga nada, ¿para qué molestarme? También algo de egoismo, por lo que veo.
En fin, que casi siempre me gusta lo que leo aquí, y que aprecio mucho tu trabajo. Que no decaiga.
"Y están los temibles silencios: uno sabe que unos lectores entran prácticamente todos los días, y, sin embargo, sólo comentan de vez en cuando, por lo que el silencio no deja de ser una llamada de atención atronadora para quien sabe oírla."
ResponderEliminarMis silencios protestan enérgica, y hasta energuménicamente, contra esta interpretación tuya, Enrique. He callado, y seguiré callando, ante entradas y artículos tuyos magistrales. No puedo hacer una laudatio siempre que me gustas, Enrique, que es casi siempre, porque: 1º) Estoy en una fase de minimalismo comentarista (que acaso sea en la que quede ya instalado definitivamente), y 2º) Me sentiría un baboso.
El que calla, otorga (admiración, elogios...). Que te quede sabido para siempre, mi admirado y querido Enrique.
Muchísimas gracias a todos. Es verdad que hay silencios perezosos y otros pudorosos, pero ambos sueña uno en romperlos (y son los que valora más cuando los consigue). Lo que trato de decir es que el blog no es un camino de rosas para el amor propio, como piensa quien lo ve desde la barrera de vez en cuando.
ResponderEliminarsi será
ResponderEliminarpor jugá...
lo mismo será
por mirá más
y no mejón mirá
lo mismo será
por mirá más,
a sabé si mal,
con ojo desperto,
de poco un todo,
que con ojo de maestro,
de todo un poco
lo mismo será,
una ve más,
otra cuestión de disnidá...
si será
por jugá...
aunque sirva de bien poco,
aunque éste sea un todo,
aunque ambos
no sean ni wenos ni malos
sino todo lo contrario,
ánimo a ti en el empeño,
y ma en estos momentos,
sed wenos
pero no demasiao,
no seáis malos
pero sí traviesos
y saluítos garrapateros
PD
viva la fusión
sin confusión
ELAPUNTAÓ
enrique, espero que no te importe
que yo tamié te teletrasporte