César González-Ruano habría incluido entre sus artículos de temporada de verano, entre los artículos sobre la llegada de los veraneantes, sobre los atascos en el quiosco de prensa, tan animantes para un columnista, sobre las noches de levante en calma, sobre los precios del pescado, entre todos esos temas, habría incluido en estos tiempos un articulito agosteño sobre el top-less.
Yo hago lo que puedo. Pero lo más curioso de mi artículo ha ocurrido fuera. Ni Leonor ni yo estamos especialmente satisfechos. A ella le ha parecido bien, pero que le doy demasiada importancia a un tema trivial, dice. En cambio yo me lamento (en mi fuero interno) de que trato con demasiada trivialidad un tema más gordo de lo que parece.
Pues a mí me ha gustado el tono. En esa ironía fina hay mucha filosofía. Es imposible tratar con "seriedad" esos temas a pie de playa. Te agradezco la defensa final.
ResponderEliminarJoder, y yo quiero ser periodista... No sé de que se preocupa, es una columna muy original. Da mucho que pensar.
ResponderEliminarSi es un tema trivial, pero... parte de un pez gordo. Yo no sé, le pregunto, ¿ser insensible es bueno a ciertas como el pudor es bueno?
Otro aspecto: el top-less produce incomunicación: ¿quién le preguntaría la hora a la despechugada? Y ésta ¿se atrevería a ello, si necesitara saberlo? En ambos casos se producirían malos entendidos, y, tal como están las cosas, tanto si el interlocutor es varón como si no lo es.
ResponderEliminarEn cierta ocasión me vi en la necesidad de hablar con una toplessiana en ejercicio a la que conocía por residir en el mismo hotel, para interesarme por su acompañante, que estuvo a punto de ahogarse. Al contrario de lo que suelo, en aquella ocasión lo prudente era no bajar la mirada.
Jilguero
Muy bueno. Totalmente de acuerdo y por esta vez no comparto en nada la postura de Leonor.
ResponderEliminarmuy observadOOra la comparación top-lessiana de la Venus de Milo y la Venus de Willendorf. JG-M
ResponderEliminarTal vez porque soy mujer, diría que no me preocupan los dos desnudos pechos de la mujer sino su cerebro.Y ahí, amigo Enrique, salimos perdiendo los dos sexos.
ResponderEliminarPues siempre vuelvo a lo mismo, pero igual que sobre la enseñanza de la religión defiendo la abolición de la enseñanza estatal y la puesta en práctica del cheque escolar, y que cada padre decida lo que se enseñe a su hijo; en vez de reclamar espacios de la playa "familiares" me parece mucho más justo pedir que éstas dejen de ser espacios públicos obligatoriamente. Así, los nudistas en su trocito privado, los del Opus Dei en otro, y los homosexuales en el suyo, y Santas Pascuas. ¿Por qué tratar de imponer la moral de uno en espacios públicos? Que se devuelvan a los ciudadanos y arreglado.
ResponderEliminarPues yo estoy con Leonor, es este un tema banal, y cuantas más tetas al aire tengamos, mejor nos irá. Cómo mínimo nuestras valoraciones serán más objetivas. Y si de verdad conseguimos inmunizarnos a verlas y empiezan a tirar más las carretas, seremos más libres.
ResponderEliminarHas estado muy fino Enrique, no te gana nadie con los juegos de palabras y ese tono amable que evita crispamientos en el lector, incluso en temas polémicos.
ResponderEliminarYo estoy contigo en que no es trivial, hay cosas que restan esplendor al misterio de lo humano y esas pérdidas por imperceptibles se recuperan con dificultad. Olé con Pessoa. Abrazo!
No es tema baladí
ResponderEliminarEse del desnudo
Pues trata en plural
Lo que es de uno