La noticia bombo la doy en el periódico y si yo tuviera que decidir su importancia iría, pudores aparte, en primera plana y no en la esquina de una columna de opinión. No andaría muy equivocado porque ¿qué noticia hay en el mundo más novedosa y más trascendental?
Aquí, en Rayos y truenos, os debo otra explicación. Hace nada publicaba un poema que no pensaba sacar, como sabéis. Era sobre el hijo que no tengo y que ahora resulta que voy a tener o, mejor dicho, que ya tengo, o aún mejor dicho, que ya tenía cuando lo publiqué. Pero sin la más remota idea. Y justo esa noche lo supimos. O sea, que al milagro inmenso de los deditos milimétricos se une el mini-milagro de la salvación de ese poema por la campana, en los minutos de descuento. No sé si visto desde el otro lado de la pantalla os parecerá muy emocionante. De mí os cuento que he cambiado mis cuatro cafés diarios por un tratamiento a base de tilas.
Os debo la explicación porque me consta que algunas (todas las que me constan son chicas), algunas, al leer aquel poema, se pusieron a rezar por nosotros, por los tres. Gracias, gracias, gracias. Hace unos días le susurré la noticia a una amiga de mi madre en la fila de comulgar y se pasó todo el camino dando hipidos de alegría y limpiándose los ojos con la mano. A la salida de misa, más calmada, me decía que nuestro niño para ella sería su sobrino. Pues eso, seguid acordándoos, por favor, ellas y vosotros, los que queráis.
Mi más sincera enhorabuena. Es la mejor noticia posible.
ResponderEliminarQué noticia más palpitante! Enhorabuena!
ResponderEliminarNos conocimos hace muchos años y te leo desde hace un par de ellos.
ResponderEliminarIntuía las ganas que teníais tu mujer y tú de tener hijos y no puedo dejar de felicitaros. Es una maravillosa noticia.
Que todo vaya fenomenal. Y ¡ya le seguiremos la pista por tu blog!
Me ha emocionado tu columna: bordada, como el babero que lleva el nombre de tu hijo, que ya es. Pura alegría. Gracias a la vida, que ha vuelto a darte tanto. Desde nuestra condición de familia numerosa, Isabel y yo te damos nuestra más sincera enhorabuena. Intenta, eso sí, tratarte esa emoción descompensada: la vida es sueño, pero el sueño también es vida. Y los del corazón y el sentimiento, no producen monstruos, sino columnas como la de hoy. Besos y versos. PGM.
ResponderEliminar¡¡¡Felicidades!!!, de corazón. Rezaré para que todo vaya muy bien.
ResponderEliminarLa mejor noticia que pueda haber. Una nueva vida... casi nada. Enhorabuena
ResponderEliminarAbu
uuuuaaaaaauuuuuu
ResponderEliminar¡ENHORABUENA!
Pase lo que pase, que deseo que todo vaya bien, ya sois padres.
¡pedazo de casualidad tan parecida a un milagro!
Nuestra mas sincera y alegre enhorabuena para los dos.
ResponderEliminar¡Enhorabuena! Permíteme compartir vuestra felicidad.
ResponderEliminarUn abrazo
A mí, sin ir más lejos. Y me alegro de que publiques la noticia, porque me estaba costando no difundirla yo!
ResponderEliminarQué alegría más grande!
ResponderEliminarY lo primero que he pensado al leerlo ha sido en tu madre.
Tu semi-seguidora.
Leo con emoción tu artículo y me uno a ese grupo que sin que que lo supieráis compartía vuestra pena y se alegra en el alma de la llegada de vuestro próximo churumbel, te diré que cuando me lo contaron a mil kilometros de distancia se me saltaron las lágrimas y se me pusieron los pelos de punta, por supuesto pensé en vuestra alegría infinita, en la mano de tu madre y en los oidos tan magníficos que tiene Dios, siempre que os veía en misa le pedía un bebé para vosotros y ahora al veros le pediré que todo vaya bien y seais unos buenísimos padres.
ResponderEliminarDe verdad, nos alegramos de corazón, incluyo también a Jose Antonio porque desde Alemania se une a vuestra alegría inmensa
Qué alegría, Enrique. Un abrazo muy fuerte.
ResponderEliminarExtraordinaria noticia, un abrazo para tu mujer y para ti.
ResponderEliminarYo todavía estoy hipando. Como dice Isabel, ¡¡¡Uuuuuauuuuuuuuuuuu!!!
ResponderEliminar¡¡¡ENHORABUENA!!! A los dos, bueno, a los tres :D
ResponderEliminar¡Qué alegría tan enorme!
Esta noticia me alegra el día. ¡Sí señor! No creo que pueda haber mayor alegría que la de poder dar la vida a otra persona, que no podría haber escogido mejor portal.
ResponderEliminarEnhorabuena a los tres
Ya el ¿ preludiaba la noticia. Y qué bella la forma de darla.
ResponderEliminarJilguero
Mi enhorabuena para los dos, Enrique. Da gusto ver cómo la vida corrige la poesía y otorga nuevo significado a viejas palabras. Alegría, desde luego; miedo, también. Pero es mayor la alegría. Suerte y ánimos.
ResponderEliminarUna gran alegría, querido Enrique.
ResponderEliminarMe alegro muchísimo, Enrique. Dale un abrazo muy fuerte a Leonor. La alegría, además, es compartida, pues yo también estoy esperando (en mi caso, el cuarto). No hay nada más grande que dar la vida. Ya veréis.
ResponderEliminar¡Qué felicidad! Dale a Leonor un abrazo inmenso y otro para ti. Qué historia tan bonita le podréis contarle a este niño cuando tenga edad de comprender. Aparte de las plegarias terrenas, la abuela desde el Cielo habrá movido hilos, seguro.
ResponderEliminarYa te mandé un mensaje en cuanto leí el primer párrafo de tu columna del Diario; ni si quiera pude aguantar hasta llegar al final. Así que hoy nos has alegrado a todos el día con tan feliz noticia. Lo dicho: enhorabuena y bienvenido al club de los padres. Abrazo fuerte.
ResponderEliminarAhora sí puedo.
ResponderEliminarFelicidades.
¡Pero que noticia más estupenda, Enrique! ¡Un abrazo inmenso para los tres!
ResponderEliminar¡Enhorabuena! Gracias por compartir vuestra alegría. (Quizá "todo es don")
ResponderEliminarMuchas, muchas felicidades a los dos.
ResponderEliminarBienvenido al club de los padres, expertos en parques y columpios y críticos de un artista sin igual como Pocoyo.
Las mujeres rezan más; es decir, que tienen más fe y más esperanza. Eso me parece evidente, pero claro, no puedo demostrarlo. O quizá sea más fácil decir que yo rezo menos que algunas mujeres que conozco (y así no generalizo, aunque me gustaría).
ResponderEliminarMe acuerdo de unos amigos -D. y C.- que me dijeron que rezaban para que tuvieseis hijos; me sorprendió: yo ni me lo había planteado.
Y qué bien. Yo ahora sí que rezo, pero claro, no tiene tanto mérito.
Menudo notición, Enrique, un fuerte abrazo a los dos, a los tres.
ResponderEliminarTan chiquitina la criatura y hay que ver la de alegría, y la de hipos, que viene ya repartiendo.
ResponderEliminarY qué preciosidad saberlo justo esa noche, la del día que colgaste el poema, que para más "pedazo de casualidad" era la Virgen de la Merced ¿Qué no podrá una madre delante de otra Madre?
Besos para ti, para la bellísima interrogación y para la respuestita.
Mi más sincera enhorabuena. Felicidades!!!
ResponderEliminar¡FELICIDADES! y que todo siga bien. Me alegro mucho mucho :D
ResponderEliminarEnhorabuena a los dos.Noticia inesperada y por eso más celebrada.
ResponderEliminar!que lo-los? disfrutéis!.Mil besos
Muchísimas felicidades, Enrique. Yo como soy madre de numerosa prole te deseo que este sea el primero de una larga fila. Eso si, que vengan de uno en uno.
ResponderEliminarO como Dios quiera, claro.
Lo que puede ser, literariamente, un EGM exultante, es inenarrable. Muchas felicidades.
ResponderEliminarEnhorabuena, Enrique.
ResponderEliminar"Ha llegado el gran desconocido: mi hijo. ¿De quién amigo, de quién enemigo? He bebido a su salud, a su salud encendí fuego, y sin embargo, ¿quién es? Cumplamos los ritos de la hospitalidad con este príncipe [o princesa]extranjero que llegó nocturno a Ítaca"
ResponderEliminarNada hay más hermoso en esta vida que dar vida, es el primer paso para la eternidad.
ResponderEliminarEnrique, qué bien que otra buena persona tenga hijos. Gracias.
ResponderEliminar¡Enhorabuena por los tres! Y, a su debido tiempo, nos debes poema, o contrapoema.
ResponderEliminarFelicidades, Enrique.
ResponderEliminar¡Bendiciones han descendido por allí!
ResponderEliminarCuánto me alegro, Enrique.
Muchísimas, muchísimas gracias a todos. La banda sonora de estos días estaba siendo ésta, pero los comentarios han sido una festa. Ya os lo explicaré con mis palabras... cuando las recupere.
ResponderEliminarEnrique desde la más profunda emoción, que suena cursi pero es así, os deseamos muchas felicidades, que suerte va a tener este o esta bebote, rezaremos por vosotros y os acompañamos durante esta dulce espera. Qué Dios os bendiga,ya verás que maravilla cuando le veas su preciosa carita y sobre todo la cara de Leonor de absoluta felicidad. Un abrazo muy fuerte de Jesús (que ya te habra dicho) de nuestro Angel y mio.
ResponderEliminarFelicidades. La vida que llega es tu mejor homenaje a la que hace un tiempo se fue.
ResponderEliminarMe hace gracia cuando “veo” en tu blogg que hay gente que te escribe: yo te leo. En tu ex-libris debería poner: YO LEO. Con todas las connotaciones borgianas que tiene de orgullo del escritor como lector, y, por supuesto, biográficas.
ResponderEliminarYo sí que Leo. Vosotros sólo leéis.
*
Me gusta mucho cuando Leo
*
Tonto el que no Leo
*
Etc.
Más de 40 entradas de felicitación. Impresionante. Y merecidas. J G-M
¡Qué alegría, Enrique! Leí aquel poema con gran emoción y esta noche cobra un nuevo y espléndido sentido. Mi más sincera,alegre y emocionada enhorabuena. Un abrazo
ResponderEliminarDe todo corazón, muchísimas felicidades. Se me ocurren muchas cosas que decir cada vez que alguien me anuncia tan grata noticia, pero mi experiencia me hace acudir siempre a la misma recomendación, que considero indispensable:
ResponderEliminarAmigo Enrique... ¡Duerma! ahora que puede.
Repito: Muchas felicidades.
Felicidades, Enrique.
ResponderEliminarGracias por proclamar a los cuatro vientos la alegría de la vida.
Así debe ser.
Todo está muy bien, ¡muchas felicidades! aunque has contado mal como siempre. Computando los artículos y otros bolos, erais trinkies,no dinkies, dicho sea sin ánimo de ofender y con una suave envidia.
ResponderEliminarA. J. M.
El Señor ha estado grande con vosotros y estamos alegres.
ResponderEliminarGracias, sí, pero con mayúscula. Un amigo (Á.), me decía que en ocasiones como ésta la gracia se puede tocar. Qué verdad es, ¡qué subidón!
Y se ve que tu madre, nada más llegar al cielo, se ha puesto a currar.
Enhorabuena, paciencia y mucha felicidad
ResponderEliminarAunque suelo ser visitante silenciosa de tu blog, hoy no tengo más remedio que saltarme la costumbre. Un fortísimo abrazo a los dos, y(más)felicidades.
ResponderEliminarVictoria
¡Muchas felicidades por la buena nueva!
ResponderEliminarRecuerdo muy bien aquella entrada, así que me hace muy felíz leerte ahora esta buena nueva.
ResponderEliminarImagino que el corazón os salta en el pecho...
Enhorabuena, de corazón
Un beso
Ya os han felicitado de todas las formas posibles, aún así no me puedo contener ¡Enhorabuena!
ResponderEliminarYa hace tiempo que decidí dejar la prensa y venirme de blogs para leer buenas noticias. Meg
¡Enhorabuena, amigo!, la paciencia y la fe han dado su fruto; te esperan noches en vela y muchas preocupaciones pero, al igual que los barcos y la honra, ¿quién quiere paz sin alegría?
ResponderEliminarUn abrazo de nuestra parte.
Eva y José Luis
Mi más sincera enhorabuena!! Desde luego tienes suerte de ser lo más grande que puede ser un hombre: Padre.
ResponderEliminarSaludos y que disfrutes esta noticia
Qué gran noticia, Enrique. Un fortísimo abrazo.
ResponderEliminarHola Quique:
ResponderEliminarMe uno a las felicitaciones de todos. Soy otro más de los que "te lee" de vez en cuando. Te conocí brevemente en Pamplona. Desde hace tiempo me tropecé con tu blog y me voy informando de tu vida, obra y milagros. Este es uno de ellos. Enhorabuena, el día que nazca tu hijo sí que sabrás cómo es el aleteo de la alegría que tanto anhelas. Nada hay como ser padre, ya lo verás.
Felicitaciones a los dos.
ResponderEliminarBienvenidos a la aventura de sus vidas.
Mi enhorabuena, un abrazo.
ResponderEliminarEnhorabuena y felicidades, cosas distintas pero ambas merecidas por los tres. Y abrazos de Santiago Tamarón
ResponderEliminarHe debido de ser la última en enterarme, pero no por ello estoy menos entusiasmada que toda la gente que os quiere, que por cierto son una barbaridad.
ResponderEliminarUna prueba más de que el cielo existe, que la gente buena está alli y que tenéis un enchufe muy gordo.
Enrique, muchas felicidades. He leido la noticia con unos días de retraso, pero bueno, no pasa nada. Mil besos para los tres!!!
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