La semana pasada me colaron un virus informático, que entra por el correo y que se llama Convite Vip. Se lo he mandado involuntariamente a todos mis contactos. Si estáis a tiempo no abridlo. Se llama un troyano, encima, con la simpatía que le tengo yo a Héctor y a su familia. Lo peor es que los virus no vienen solos. Y ahora tengo encima un H1N1 que no se lo salta un aqueo.
En este estado de zozobra informática y biológica, corto y click.
Te sales, Enrique. Menudo artículo. Lo voy a enlazar en el blog.
ResponderEliminarSólo por eso te perdono el troyano que a lo mejor me has metido en el PC. No sé, es lo bueno que tiene no saber de virus, no sé si los tengo o no.
Tu troyano lo intentó, pero no lo consiguió: me di cuenta a tiempo. Y ánimo con ese virus, el de verdad, y que sea leve.
ResponderEliminarUn abrazo.
¡Qué excelente tu diagnóstico y que excelente tu tratamiento!
ResponderEliminarQué maravilla de artículo. Profundidad, poesía, sabiduría y sencillez a espuertas, ese dedo en la llaga y siempre buen estilo: puro EGM.
ResponderEliminarCuánto se aprende ¿verdad? y cómo ayuda un embarazo a poner las cosas en su sitio. Cuando se está dispuesto a aprender y ponerlas en su sitio (ayer, por ejemplo, la niña de la pescadera, dieciocho años, atendiendo y enseñando las fotos de su niño. Y los años que llevo viendo a su madre cada sábado, llena de angustia y con las ojeras por los pies, porque la niña o llegaba borracha o no llegaba... Allí estaban las dos, currando, con dos sonrisas de oreja a oreja). Es una verdadera piedra de toque, la más verdadera.
Cuídate, cuídalas mucho, y calma y vitaminaC, es una semanita.
Para nuestras “autoridades”, la vida es menos importante que el atribuir a quienes pueden votarlos unos derechos contrarios a la moral natural.
ResponderEliminarArtículo redondo, si señor.
Magnífico artículo. Pero tengo constancia de que el efecto del embarazo es sobre muchos, en número creciente, muy distinto del que Ud. describe. Es que los nacidos no siempre están a la altura de su condición: su falta de agradecimiento, su nihilismo, infecta a los no nacidos hasta asfixiarlos. Si el efecto fuera unánimemente el que Ud. describe el problema no existiría. Hay muy mal nacidos...
ResponderEliminarAcojonante tu artículo. De bueno, vamos.
ResponderEliminar¡Qué pedazo de artículo! Sí, señor. Me siento, además, plenamente identificada. Enhorabuena, y que te mejores.
ResponderEliminarCuídate mucho ¡y no contagies a Leonor!
ResponderEliminarMagnífico artículo. El humor es la forma más refinada de inteligencia y el mejor método para tratar asuntos que de por sí son graves delicados.
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