miércoles, 10 de febrero de 2010
Chestertonina
Aunque es una desgracia, por suerte Jesús Beades tiene dejada de su mano (de música) la blogosfera. Por suerte para mí y sólo por hoy, ojo. Hace unos meses escribí un artículo contra los balones en la playa, y Beades me abroncó porque no había sabido sacarle nada bueno al esférico: Chesterton le habría visto el chiste. Yo bajé la cabeza ante aquella tarjeta amarilla, y en cuanto tuve una oportunidad escribí otro artículo protestando contra los balones en la playa, sí, pero con un ánimo mucho más juguetón. Con el artículo de hoy, Beades me sacaría la roja, porque Chesterton habría dado con algo positivo (no sé, el hartazgo general de la política, la defensa de la intrahistoria y de la intimidad) a esas listas de noticias más leídas. Y yo lo habría hecho con mucho gusto de ser otras las noticias más leídas. En cualquier caso, y antes de que me lo prescriba un facultativo, voy a inyectarme uno o dos libros de Gilbert, a ver si así me subo los niveles de chestertonina, que no me vendrá nada mal, que tengo el síndrome de Erlich.
¿Chestertonina en sangre! Me encanta el palabro, Enrique...
ResponderEliminarSexo, polémica y negatividad, son las claves que establecía Walter Lippmann, autor de Public Opinion en 1922, para atraer la atención del lector. El ser humano es muy curioso y morboso... Qué le vamos a hacer! Gracias por el artículo, me ha encantado.
ResponderEliminarHace tiempo hice una entrada comentando "Lo más visto" en elmindo.es. Por si te interesa ;-)
ResponderEliminarVaya: en elmundo.es, obviamente...
ResponderEliminarLa atracción por lo macabro y tremendista viene de antiguo. No hay nada más que recordar los pliegos de cordel que narraban crímenes y barbaridades. A la honrada gente del común se les ponían los ojos como platos al escuchar tales historiones. Tenían un éxito increíble y representaron un género que se mantuvo con cierta vitalidad al menos entre el siglo XVI y los años 30. Otra cosa es el éxito de lo frívolo, de los líos y esas cosas.
ResponderEliminarCreo que como manifestación de la cultura de masas es mucho más reciente.
Y las minorías, pues ya se sabe, a aguantar y no dejarse llevar "ni por el miedo ni por el orgullo" (esto es de Jünger)
Saludos de su seguro lector
PS: la descripción del éxito que tuvo con el artículo que menciona, y que tanto gustó a algunos de sus lectores en edad provecta, es digna de Wodehouse.
Tus niveles de Chestertonina, querida Llir, están por las nubes, seguro.
ResponderEliminarY Fátima, gracias a ti por iluminarnos la entrada tan bien.
Me ha encantado, don Pseudópodo, tu trabajo de campo. A pesar de que el tema no tiene ni pizca de gracia me ha hecho muchísima ídem.
Y GdL lo suyo es telepático. Mucho antes de inyectarme chestertonina, ya usaba para subirme los niveles de humor, de las pastillas de wodejausín. Qué eficacia.
Y la cita de Jünger, para enmarcarla. Gracias a todos.
Scriptor ha tenido el detalle de enlazar este artículo y, sobre todo, de completarlo con una noticia mucho más positiva.
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