Pilar Pardo, Temporada de fresas, Siltolá, 2010, p. 48:
......................RECIÉN NACIDO
Tu boca es una rosa
de agua que ensaliva
todo lo que se acerca.
Tu propia indefensión
te convierte en sagrado.
Y Antonio Casado da Rocha, Filósofos y películas, Birmingham, 2007, pp. 60-1:
.................MILLION DOLLAR BABY
No es la cigüeña
(diurna grúa de caña)
quien trae los niños,
sino una lechuza
silenciosa y nocturna.
La he visto hoy
(mancha fugaz a oscuras)
al encontrarme
con un bebé dormido
en nuestra habitación.
Puños cerrados,
respirando tan rápido
como un boxeador
(cuatro kilos de peso,
novecientos gramos y
con calzón blanco,
Mo Cuishle escrito
en el albornoz)
noqueado en la lona.
¿Quién lo ha dejado aquí?
Tantas apuestas
y resulta que hemos
ganado todo
un humano completo
con su viaje al futuro
desconocido.
Es, como suelen decir,
un milagro.
Pero antes de dormirme
(no era hora de toma)
pienso que todos,
hasta el más hijoputa,
hemos sido eso:
un paquete increíble
traído por un pájaro
hasta tu nido,
para que duermas menos
y te despiertes
y te duermas otra vez
más confuso que antes.
Me quedo con el poema de Pilar Pardo.
ResponderEliminarSaludos.
Gracias, Enrique, qué comparación más interesante y qué apropiada la elección de colores. Me encantan los tres primeros versos del poema rosa, tan certeros, y me parece significativo notar que en él toda la atención de la autora está puesta en el bebé. Es un poema contundente, directo, donde no hay lugar a dudas. En el poema vestido de azul, sin embargo, el autor parte de la contemplación medio incrédula del bebé para lanzarse a una meditación sobre los adultos y, al cabo, sobre el propio autor. Es un poema más ondulante, más sobre la confusión del mundo al que traemos los niños que sobre los propios niños.
ResponderEliminarDefinitivamente voto por el rosa, sin que nada tenga que ver que sea el día de la mujer, o que yo misma lo sea. En términos absolutos es un poema mucho más amable, en todos los sentidos que soy capaz de darle al término amable.
ResponderEliminarEs verdad que yo no entiendo una palabra de poesía y jamás comento en los posts de poesía, pero como éste, además, es de bebés, y esos sí son mi debilidad, pues conste mi voto.
El contraste me ha parecido muy instructivo. Mi compañera ve una rosa (enhorabuena por la imagen, es de 10) y yo, bueno, veo un boxeador (o boxeadora, en este caso).
ResponderEliminarPara los que no conozcan la película de Clint Eastwood que da título a mi poema,"Mo cuishle" significa algo así como "Mi amor".
Agradecido por todos los comentarios y a Enrique por montar este experimento de psicología comparada,
No sé, los dos poemas son espléndidos e invitan a reflexionar. Es verdad que al azul quizás sea más un poema sobre el vértigo y la confusión del mundo, aparentemente más bronco y oscuro (no tanto, en realidad, en el primero es la propia indefensión de los últimos versos la que convierte al niño en sagrado) desde la propia aparición de la nocturna lechuza frente a la diurna cigüeña. Yo, esto es cuestión de lo que el poema te sugiere naturalmente, me quedo con el azul. Veremos en qué color, rosa o azul, escribes tú el tuyo cuando goces pronto del beneficio de la experiencia y de la llorosa fuente de inspiración
ResponderEliminarMe sumo y hago mío el voto de María. El rosa me ha encantado.
ResponderEliminarMi intención no era que optaráis, sino, efectivamente, comparar psicologías. Pero el blogguero propone... y el comentarista dispone como le viene en gana. Ya puestos, yo comparto el comentario de Espinelete, será por la temible testosterona, sin faltar a Ramón Simón, que es un experto en poemas a hijas.
ResponderEliminarQué bien, Verónica, que te sumes, y tan bien sumada. A mí el rosa también me encanta, ojo, como todo el libro de PP.
ResponderEliminarA propósito, Verónica, ¿cómo va tu embarazo? El otro día busqué tu dirección electrónica para preguntártelo más discretamente pero las dos que tengo eran de trabajo. Me acuerdo mucho.
Muchas gracias, me han gustado mucho los dos.
ResponderEliminarTodo bien, Enrique, gracias. Perdona, pero no había vuelto a mirar esta entrada desde que dejé el comentario. Me haré con tu dirección de correo para contarte. Mi retoño es varón; así que lo del rosa lo he dicho con cierta nostalgia, porque no voy a ver nada de ese color. Pero bueno, ¿niño o niña? ¡Qué más da!
ResponderEliminarY, ya puestos, el poema de Antonio CdR es maravilloso también. Pero es que lo de la boca de rosa que todo lo ensaliva me ha chiflado! ¡Qué ganas de bebé!