El necio
Enseñar a necios es como pegar tiestos rotos;
hablar a quien no escucha,
como despertar a alguien de un sueño profundo.
Quien razona con un necio razona con uno dormido;
al terminar le dirá: "¿Qué pasa?"
Por un difunto, llora, pues le falta la luz;
por un necio, llora, pues le falta la inteligencia.
Por un muerto, llora con mesura, pues ya descansó,
pero peor que la muerte es la vida del necio.
El luto por un difunto son siete días,
pero por un necio e impío, todos los días de su vida.
No hables demasiado con un necio,
ni andes en compañía de un insensato.
Guárdate de él, para no tener disgustos,
y no te manchará al rozarle.
Aléjate de él y hallarás descanso,
y no te aburrirá su necedad.
¿Hay algo más pesado que el plomo?
¿Cuál es su nombre, sino "el necio"?
Arena, sal y bola de hierro son más fáciles de llevar...
...................[Eclesiástico 22, 7-18]
Cómo estará el patio que al leerlo sólo piensa uno en políticos...
ResponderEliminarPues no pensaba yo especialmente en los políticos. Me parece una joya de la poesía satírica. Me interesa especialmente por su perspicacia psicológica, su potencia ("como pegar tiestos rotos") y por cierto fondo caritativo que a pesar de todo se presiente.
ResponderEliminarImpresiona que sea palabra revelada.
Sí, sí. Perfecto.
ResponderEliminarAyer alguien podía haberse dado por aconsejado.
Qué gusto leerte de nuevo, Enrique; hace mucho que no pasaba por aquí. Y gracias: lo que copias sí que es más que sátira.
ResponderEliminarEspero que nadie, ni tan siquiera mis alumnos de última hora, que me han dejado como un tiesto roto, se den por aludidos. Puro placer literario, Manuel.
ResponderEliminarY aquí tienes tu casa, inconstante Constanza, para cuando quieras.
La imagen de pegar los tiestos rotos... fantástica.
ResponderEliminarentre tontos y malos
ResponderEliminarestamos apañaos
ánimo en el empeño
y saluítos garrapateros
ELAPUNTAÓ
cuidao con esos dos polos,
questán dentro de nosotros
ELEDITÓ
y otros:
todos
arena, sal y bola de hierro...
ResponderEliminarEscurridizo y más pesado que un muerto. Qué maravilla, qué precisión.