Es la decepción como fuente de conocimiento; y el decepcionador como primer maestro. En el caso de Carmen, la enseñanza es la que apuntas (madre no hay más que una) y además, la de que es inútil pedir lo que no se puede dar. Simpatiquísimo el artículo. Lo que más me ha gustado es esa "aparición estelar". Jilguero.
Con mis tres hijos me ha ocurrido, y me ha divertido y apenado a partes iguales, ver esa boca abriéndose con ganas buscando y encontrando al -para esto al menos- inútil de su padre.
Seguro que sí, y se reirá cuando alcance a comprenderlo con artículo de tal sencillez y sentido común.
ResponderEliminarEs la decepción como fuente de conocimiento; y el decepcionador como primer maestro. En el caso de Carmen, la enseñanza es la que apuntas (madre no hay más que una) y además, la de que es inútil pedir lo que no se puede dar.
ResponderEliminarSimpatiquísimo el artículo. Lo que más me ha gustado es esa "aparición estelar".
Jilguero.
No sólo de teta vive el bebé.
ResponderEliminarPara enmarcar.
ResponderEliminarCon mis tres hijos me ha ocurrido, y me ha divertido y apenado a partes iguales, ver esa boca abriéndose con ganas buscando y encontrando al -para esto al menos- inútil de su padre.
Te doy una idea que tu mujer agradecerá: pídete darle tú las primeras papillas.
ResponderEliminarNo te aseguro el éxito, el pecho busca siempre pero los purés, ay!