Las picaduras de los mosquitos de septiembre son terribles, reconcentradas. Conscientes de que el frío echa el cierre al chiringuito, apuran el último trago hasta el fondo, de un tirón. Les falta dar un golpe en la barra con el vaso vacío, mientras dicen: "Argh". O ni eso les falta, que
hace nada zumbaban alegremente y ahora rugen.
¡Bravo!
ResponderEliminarMuy sinpática la imágen del mosquito borracho...con los "brazos" tatuados me los imagino yo.Por cierto,es muy útil,si lo hubiera,un velo de novia en deshuso para fabricar una estupenda mosquitera para proteger...un bebé en una cuna,o carrito de paseo.Sobre todo de noche...que hay algunos como vampiros.
ResponderEliminarLa última curda.
ResponderEliminarMi hermana tenía un mosquito en el brazo sorbiéndole la sangre.
ResponderEliminarElla es de ciencias y le va lo de la observación, así que mientras él comía ella observaba como su minúsculo cuerpo se iba hinchando y volviendose rojo.
Cuando quiso alzar el vuelo, pesaba tanto que no pudo.