martes, 19 de octubre de 2010

Vanidad

Hacía mucho tiempo, si ocurrió alguna vez, que nadie decía a mi paso: “¡Mira qué músculos!” Pasó ayer. Dos chicas y un tío, además. Estaban sinceramente admirados. Concretando más, eran un cirujano y sus dos enfermeras, y habían tenido que escarbar (mucho, sí) para quitarme un bultito (un bultito bueno, no os preocupéis). Y lo bueno, bueno era su asombro admirado ante la limpieza final de mis músculos, que me compensó algo. Tanto, que a pesar del dolor y la resaca, aquí estoy, tecleando, presumiendo.

9 comentarios:

  1. Tenías que haberles explicado que practicas el lanzamiento de limones y el baile alrededor de cuna. Todo eso muscula mucho.
    Que se pase ese dolor.
    Un abrazo.

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  2. Entre limpieza y desorbitado existe una diferencia de clases.

    Saludos.

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  3. Yo sabía de la limpieza de sangre, ahora me topo con la limpieza muscular.

    ¡Qué importante es el aseo corporal!

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  4. Anónimo12:24 p. m.

    Y eso que la gimnasia no es tu fuerte.
    Jilguero

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  5. Enrique, no me des estos sutos...

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  6. Anónimo11:51 p. m.

    Me alegro de que fuera bueno... Uf!

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  7. Anónimo11:52 p. m.

    Enrique la anterior era yo, Verónica

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  8. ¡Grande! Divertido texto Enrique.
    No seguía, por falta de tiempo y desconocimiento, tu cuaderno de bitácora.
    Me pasaré a menudo por aquí, seguro, y dejaré mis saluditos.
    Un beso.
    Charo.

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  9. Buena recuperación.

    ¡Qué músculos!

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