Un poemario llamado así tenía por fuerza que interesarme. Fui un hombre sin descendencia, y, aunque sea por la costumbre, y con permiso de lo que los siguen siendo, lo seré a título honorífico siempre un poco. No es tan raro: Charles Ryder, por otros motivos, se consideraba childless a pesar de sus dos hijos. El caso es que he leído este libro de Braulio Ortiz Poole (Sevilla, 1974) con mucha atención.
El barbero ha seleccionado lo que sigue:
El barbero ha seleccionado lo que sigue:
Hablo de lo pequeño, y comprendo que es grande.
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Escribo para saber que tengo alma.
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Lo más próximo a un milagro que conozco
[No entiendo bien si Braulio Ortiz Poole se refiere a la amistad o a la comunicación íntima que produce, aunque para el caso es lo mismo, un milagro.]
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Estar aquí ya es mucho.
Siempre, en realidad, fue suficiente.
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Más allá de cualquier alumbramiento,
un hombre siempre deja descendencia,
[…]
Si ha sido querido,
un hombre nunca muere.
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[En el epílogo destaca entre las hondas contradicciones de la muerte] —cómo puede seguir tan presente alguien que ya se fue—
Me quedo con:
ResponderEliminarEscribo para saber que tengo alma.
Gracias por este desconocido.
Coincido con Juan Ignacio. Es una buena respuesta a la pregunta: "¿Por qué escribe?"
ResponderEliminarTambién leemos para saber que tenemos alma (nosotros y ellos)
Un saludo
No conozco mucho a Braulio, pero si a dos de sus hermanas. Si se parece a ellas debe ser un tipo encantador. Les envío el link y también a su prima Mónica, que también lo es.
ResponderEliminarYo soy un Poole (nieto) de Miguel Poole Pérez-Pardo, deben ser primos nuestros. Si los Poole es que son buena gente. ¡Soy el que le pide libros, consejos! Aunque ya lo dice Dávila: lo que yo le pido son cosas que no se pueden “pasar de una mano a otra mano”; pero admite que sí puede ocurrir un “llamamiento de una libertad despierta a una libertad adormecida”. Le voy a leer entero. Rezo por usted y por su familia, y por el millón de intenciones del don su tocayo.
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