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[Y escribía también, sin saberlo, desde una paradoja: mientras redactaba y enviaba este artículo al periódico, en las páginas del ABCD cultural mi libro... ¡salía en la lista de los más vendidos! No es una paradoja chestertoniana porque es muy pequeñita y formal. La lista de los más vendidos de poesía no habla ni inglés: no sabe pronunciar best-seller. Pero no deja de ser una bromita del destino que, para una vez que hablo de los best-sellers, que nunca lo hago, sino que paso, me pase esto.]
Más que fracaso, la cosa está en fracasar mejor, como dijo Beckett, y en esa tarea la distinción entre alta y baja literatura no debería angustiarnos: cuántos habrá que pasaron de las novelitas de vaqueros (o los 40) al Quijote (o Radio Clásica)... así que tranquilidad y un abrazo.
ResponderEliminarMe vienen a la memoria las palabras del poeta granadino Álvaro Salvador, con quien estuve hace poco en un programa de televisiónl: "He visto muchas más películas en el cine que libros he leído".
ResponderEliminarA la literatura de consumo le pasa lo que al cine. Es fácil de leer y es una herramienta útil para la evasión, y no da quebraderos de cabeza. Lo bueno es que muchas veces el consumo de películas más frívolas lleva al gusto por otras con cierto mensaje, sin renunciar a las primeras, igual que uno pasa, como dice ACdR, de los 40 al Quijote. Tu público adolescente, querido Enrique, al menos lee y lo seguirá haciendo, seguro que también con los clásicos.
No estoy de acuerdo en lo referido a la literatura de evasión.
ResponderEliminarNo es lo mismo Código Da Vinci que Beau Geste o Las Cuatro Plumas. Tampoco Pierre Macorlan, por ejemplo, quería ser Bergson o Alberti (ni lo pretendía, gracias a Dios).
Buena parte de la generación del 36 comenzó leyendo a Karl May o a Oliver Curwood.
Además esto de leer siempre ha sido asunto de pocos.
Saludos.
GdL
No, si ya digo que escribo desde un fracaso. Gracias por los ánimos.
ResponderEliminarÁnimo, Enrique. Yo también he estado en esas tesituras, te recomiendo evitar el embate frontal al best-seller, que en el fondo es a sus lectores/as. Es bueno hacer un poco de pie en él, comentar algún punto bueno, que los tienen, y desde ahí remontar, para ganar el asunto por elevación. Al final, el mismo Quijote fue un best-seller.
ResponderEliminarEs fácil consolarse pensando que las adolescentes que lean hoy best-sellers, acabarán incurriendo en literaturas de mayor rango. Como decía Lewis, "un joven [ateo] nunca será lo suficientemente cuidadoso con sus lecturas". Él acabó leyendo a Chesterton y puede que en el futuro, que a la larga ha de deparar todas las cosas, alguna de tus lectoras de best-sellers acaben leyendo algo mejor.
ResponderEliminarPero este consuelo es facilón y la realidad lo desmiente. Suban al metro de Madrid y cuéntenme los bodrios interminables que van leyendo las otrora adolescentes.
Los best-seller actuales conducen a sus lectores, como reses al matadero, a otro best-seller. Eso no pasaba con Salgari, que podía llevarte a Conrad o Stevenson.
El único consuelo es que la posteridad, como dice NGD, apreciará peor los matices de una literatura, pero establecerá mejor que el presente sus rangos.
Así que el fracaso es, de momento, inevitable.
Como queda dicho, leer (libros) es asunto de pocos. Saber leer y escribir, sin embargo, debe extenderse a todos, porque nuestro mundo es escrito y visual (recuerdo a la angustia de un anciano analfabeto que no sabía distinguir la parada del autobús, en el rótulo de la parada).
ResponderEliminarEl error es pretender que todos cuanto sepan leer, deben leer, también, ¡El Quijote!
Y otro error es no acertar en discriminar lo que un joven debe leer. De nuevo, ¿El Quijote?
La clave está precisamente en... los 40. Observad que los adolescentes se saben de memoria, y cantan, las letras de sus canciones preferidas, que sin ser sublimes, están compuestas con mucha sensibilidad. Ahí, o en las letras de las sevillanas, o de las coplas, está la literatura popular, que todos leen, recitan o cantan.
Dice bien EGM lo de que "El mismísimo Quijote no es otra cosa, en principio, que un ataque a los libros de moda del momento". Quizá no sea inútil recordarle que ese ataque (o, más bien, esa parodia), se hace desde un conocimiento detallado y hondo de esos "libros de moda" en cuestión. O sea, que el Quijote nunca se hubiera escrito si su autor no hubiese sido antes un lector entregado y voraz de aquellos libros. Pueden ser un camino, los "libros de moda", para llegar más allá de ellos, y a veces lo son. Con eso basta, o debiera bastar.
ResponderEliminarQué buenos comentarios. Y la paradoja es que estoy de acuerdo con todos. Sobre los tres últimos, el pesimismo general de José Luis es el mío, pero como decía GdL y explica Joaquín leer literatura ha sido siempre cosa de pocos. Desde luego, tengo que revisar mi pedagogía, como me indica, con sabios consejos, MF. Aunque sí hace falta, aunque sea al precio de fracasar en el intento, que se les diga que no todo es lo mismo, y que una cosa es leer y otra leer, como aquí sabemos ya todos, pero quizá ellos no. Por último, aunque por una vez me haya tocado el ácido papel de señorita Rotermeyer, estoy conforme en que en los 40 hay unos rudimientos de poesía, que es bonito ir repescando. Sobre si los jóvenes pueden leer el Quijote, me parece magistral (amén de autorizada) la opinión de Cervantes sobre la novela: "porque es tan clara, que no hay cosa que dificultar en ella: los niños la manosean, los mozos la leen, los hombres la entienden y los viejos la celebran." Es interesante, porque supone una escala en las habilidades lectores, que diríamos hoy, pero a la vez, si los niños no la manosean (porque no la tienen a mano), ni los mozos la leen, ¿quién la va a entender luego?
ResponderEliminarGracias por enriquecer el debate.
Se cruzaron, querido Marinero, nuestros comentarios en la red. Efectivamente. Y santa Teresa, que también protesta de aquellos libros de moda (y creo que San Ignacio, antes de pasarse a las vidas de santos) los leyeron con fruición. Eso basta, y sobra, porque vaya trío.
ResponderEliminarPero luego rajaban, que eso también hay que tenerlo en cuenta.
La mala literatura también nos puede hacer más buenos y más hermosos, como la gran literatura, en el acto mismo de rechazarla. Una justificación.
ResponderEliminarEnhorabuena, Enrique...pero, ¿y el trampolink al abcd? ¿eh? ¡Esos "fracasos" hay que compartirlos!
ResponderEliminarFelicidades por las ventas, ¡y en la primera semana del libro de Gimferrer, que ni aparece y ya verás tú!, eso te pasa por ir escuchando los cuarenta principales, menos mal que luego corregiste el rumbo hacia la clásica inmortalidad.
ResponderEliminarEnhorabuena.
Enhorabuena a EGM por la inclusión de su libro en la lista de los más vendidos del suplemento de ABC, que acabo de ver. A veces, parece, esas listas no están tan desorientadas, o son tan extravagantes, como suelen.
ResponderEliminarMuchas gracias, Marinero. Y das en el clavo: el problema es que a partir de ahora tendré que tomármelas muy en serio (por la cuenta que me trae) y no sé si podré. Por ejemplo, ¿alguien sabe qué tal es Poetry is not dead de Miguel Luna, creo, que está por encima de mí en el hit parade. He de leerlo, he de leerlo, me digo ahora, muy serio.
ResponderEliminarQue alguna vez las tales listas acierten no quiere decir que haya que tomárselas en serio. La mayor parte de las veces no merecen su nombre, como en el viejo chiste: "-Oiga, lo siento, pero en las listas de este pueblo no aparece su tía. -Ya. Y, ¿ha mirado usted en las tontas?". Pues eso.
ResponderEliminarAh, qué alivio.
ResponderEliminar(Y qué preocupación.)