lunes, 28 de marzo de 2011
Un jugadón
Salgo de misa en los jesuitas. Los alumnos juegan al otro lado de la verja un partido de fútbol. Ha de ser importante, por las equipaciones de gala, por el afán con el que corren, por la cantidad de público y por los gritos de ánimo. Entonces, el balón salta la valla y se pone a botar a cámara lenta, ufano de su travesura, en la calle. Pienso en mi dignidad y no cruzo corriendo para devolverlo… Ya saldrá, me excuso, algún muchacho encantado de su fugaz escapatoria del colegio. Pero aparece en el horizonte una furgoneta vieja de Cárnicas Ortega con un cerdito pintado en su flanco. Veo nítidamente como al conductor se le iluminan los ojos a la vista del balón. Frena. Echa ruidosamente el freno de mano. Pone las luces de posición. Salta de la furgoneta. Corre a la acera. Y con un hermoso estilo, devuelve de un chute perfecto el balón, que dibuja una nítida parábola de vuelta por encima de la verja. Corre. Desenfrena. Quita las luces de posición. Acelera. Los coches de atrás ni tiempo de pitar han tenido. Cuando pasa a mi altura —yo no he dejado de andar durante toda la jugada— todavía va sonriendo.
...y el mundo se detuvo y apareció en la forma rotunda de un balón. ¡Instante perfecto!
ResponderEliminarLos pequeñas cosas cuentan. Gracias Enrique, por hacernos caer en ello.
¡Fascinante!
ResponderEliminarEl fútbol me motiva cero, pero ver la cara de un niño (o de un adulto) viendo un partido o dándole a un balón... es genial
Gracias por el relato
Por fin un tema que sí es interesante en este blogg! Por fin habla de fútbol!
ResponderEliminarPor favor, entienda que es una broma, su blogg es excelente, y este último post magistral. Lo extraordinario en lo ordinario.
¡Gol!
ResponderEliminarGenial. Para una película italiana.
ResponderEliminarPerdón, en la italiana va con bocinazos de los otros autos y un gesto poco elegante del chofer respondiéndoles. Pero lo demás todo igual.
ResponderEliminarQué bonito. En el fondo, nunca dejamos de ser niños...gracias a Dios
ResponderEliminarInstantánea de un gran momento cualquiera.
ResponderEliminarY ahora que sale el tema... ¡basta ya de denostar al futbol! Es la conjugación perfecta de técnica y belleza, arte y ciencia. xD
Va en serio.
Yo no habría podido evitar que mi cuerpo saltase de forma eléctrica a por el balón, también por dignidad.
(Muy acertada y aguda la puntualización de Juan Ignacio)