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Muá.- El primer beso de mi hija. Yo me quedo literalmente sin palabras. Menos mal que Bécquer medio viene en mi ayuda, también tambaleándose:
Por una mirada, un mundo;
por una sonrisa, un cielo;
por un beso... yo no sé
qué te diera por un beso.
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Viendo como me gusta, he decido aprender de Carmen a tratar a Dios Padre. Le echo, pues, los brazos, lloro mucho si tropiezo hasta que Él me coge, le doy la manita para andar, lo pico un poco prefiriendo a la Madre… Mi jaculatoria de estos días es “¡Muá!”.
*Cada bebé viene con un mundo debajo del brazo. El de Carmen lo iremos descubriendo a medida que ella lo vaya explorando y colonizando. Tendrá amigos, ilusiones, éxitos y fracasos, amores, probablemente un marido, hijos… Por lo pronto, ya nos ha traído a Amparo, y desde el otro hemisferio, para que veamos cuáles son sus poderes.
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Desvelado, en silencio:
Hoy mi hija duerme
en el cuarto de al lado.
Empieza a irse.
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No anda, zapatea… por alegrías. Y llora por soleás. Aunque enfadada, por martinetes. Cuando calla y descansa y cierra, por fin, los ojos es una fiesta: duerme por bulerías.
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Prefiere a su madre y no puedo estar más contento. Demuestra inteligencia, buen gusto, elegancia y, de paso, impermeabilidad a la ideología de género. Esto promete.
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Su primera palabra fue “¡Hola!” y nos parecía muy dulce que saliese tan sociable. Pero la segunda fue: “¡Agua!” señalando a la playa. ¿Y si en vez de un “hola” era una “ola” salada y tenemos aquí una pequeña marinerita en tierra. La tercera ha sido: “¡¡¡Gamberra!!!”, que parece un juramento del capitán Haddock… ¡Rayos y truenos!
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El mayor espectáculo del mundo: Carmen aplaudiéndolo.
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Hasta el aburrimiento es para ella una novedad sorprendente.
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Su burrito de peluche, ¡eso es vida! Ella lo abraza. Lo acuna: “Nanai-nanai”. Lo besa más: muá y muá... (¿Quién me iba a decir que acabaría envidiando a un puñetero burrito de peluche?)
*Leonor se preocupa por Enriquito, que está al nacer. "¿No le estaremos haciendo poco caso?"… "Va a ir siempre con ropa heredada, el pobre"… "¿Le estarás escribiendo algo, verdad?"… "Tienes que dedicarle un libro"… "¿Guardas sus ecografías?"... Despreocúpate, le digo, viene con lo más importante aprendido: Enrique es un caballero. Sabe que las señoritas primero, impermeable a la ideología de género. También promete.
Muchas felicidades a todos y a toda (y perdón por la discordancia).
ResponderEliminarCarlos dijo:
ResponderEliminarFeliz primer cumpleaños.
Qué guapa Carmen. Y qué buena entrada.
ResponderEliminar¿Por qué si ella cumple años el regalo es para nosotros? mil gracias Enrique
ResponderEliminar¡Muchas felicidades!
ResponderEliminarQué bonito todo, Enrique.
ResponderEliminarSobre todo lo de "Hasta el aburrimiento...".
¡Muchas felicidades!
ResponderEliminarA Carmen el año y a toda la familia... por todo. Precisamente la semana pasada mi enano cumplía 2.
Sobre esto:
"Hoy mi hija duerme
en el cuarto de al lado.
Empieza a irse. "
¿Ese irse es porque ya mismo habrá crecido, ennoviado, casado y demás, como dejas entrever, o por su condición de única a punto de perdese? Si es por esto último recuerdo la extraña sensación la noche antes del nacimiento de mi segunda viendo a la mayor durmiendo en su cama, señoreando en exclusiva por última vez nuestra atención.
En cuanto a eso de "le haremos poco caso..." Eso es algo que se irá descubriendo y el mayor ejemplo es el pediatra. Recuerdo que cuando la mayor estaba sola, cada fiebre, cada tos rara, cada síntoma alarmante era una visita a urgencias, una noche en vela, un ¡ay! en la garganta continuo...
Quitando las complicaciones del nacimiento, el pequeño visitó urgencias por primera vez porque, con más de un año, se tragó un trozo de silla...
Felicidades!! hoy es el primero de los días en que la celebráis, queda la ascensión, y el domingo de feria, que creo que ya ha sido ¿no?
ResponderEliminarMuy bien cumplido ese año, muy guapa ¿que vamos a hacer cuando cumpla 15?
Y estoy con la madre, empieza ya con el caballero, que esto no hay quien lo iguale.
Bueno, es verdad, no hay que igualar.
Felicidades: por el cumpleaños, por tu niña, y por tu alegría.
ResponderEliminarEstos son los momentos que hacen que todo lo demás valga la pena.
Un abrazo, desde aquí, desde el otro Puerto de Santa María .... de los Buenos Aires
Muchísimas gracias por las felicitaciones. La fiesta, María, fue en su primer cumpleaño, el domingo de feria. Todavía nos queda la Ascensión. Y a los que os gusta la entrada, más gracias aún, pues menos mal. Tenía miedo de no estar a la altura de la ocasión. Mi preferida, Fernando, es la misma que la tuya: la del aburrimiento como palpitante novedad, que lo vi con mis ojos. El haiku es por esos primeros metros ¡¡y dos puertas!! de distancia, que presagian, como has sabido leer, las sucesivas distancias. Y la anécdota de la silla es reveladora.
ResponderEliminarPara terminar la fiesta, te agradezco mucho MM que me recuerdas que BBAA también es Puerto de Santa María. Eso nos gusta mucho a los portuenses… o porteños.
Yo ayer dejé una felicitación que por alguna razón (supongo que algo hice mal) no apareció. Decía que "puesto que va de muás, vaya el mío para Carmen, y de paso, si ella no lo retiene todo, también para todos vosotros.
ResponderEliminar¿Y la etiqueta de Enrique?
ResponderEliminarLa de "hoy mi hija duerme en el cuarto de al lado" es terriblemente sentimental. Me ha pegado.
ResponderEliminarGracias, Ecaces. Intenté varias veces, y ahora mismo, poner la etiqueta "Enrique", pero no me deja. No se si el problema de blogger sigue dando los últimos coletazos o es que no considera esta entrada "suficientemente" de Enrique. Seguiré intentándolo.
ResponderEliminarFelicidades. Gracias.
ResponderEliminarFelicidades a todos: a la hija, a los padres, a los padres por tener esa hija, y a la hija por tener esos padres. Digo.
ResponderEliminarOh, muchas gracias a Marinero y a Domingo V.
ResponderEliminarA mi, como a Leonor, me preocupaba no echarle mucha cuenta a Fer, no tiene nada nuevo, los juguetes, la ropa y hasta los biberones son los de su hermano... y luego resulta que ve llegar a Angel y abre la boca en una sonrisa gorda, gorda y lo adora. A Fer le hemos dado lo mejor del mundo: Ángel. A Ángel le hemos dado lo mejor del mundo: Fer. Estos dos que siempre se tendrán el uno al otro, que no se sentirán solos... es verdad que al primero se le hace más caso, pero el segundo tiene una luz que le ilumina siempre.
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