miércoles, 19 de octubre de 2011

"Leo con los ojos"


Esa es la frase que me hace tanta gracia, pero no se la diré por nada del mundo a la compañera que me espeta por el pasillo: “Qué sonriente de buena mañana y todavía es martes, ¡¿qué te pasa?!” Si se la confieso (“Nada, que leo con los ojos”), confirma que soy bobo, y lo seré, pero disimularé mientras pueda. Aquí, a estas alturas, con vosotros, no hace falta. Iba pensando que con los libros me ocurre como con la comida, que me puede el ansia previa y luego o me atasco o me empacho o dejo muchas sobras. Entonces recordé que Leonor siempre me riñe: “¡Comes con los ojos!”, y que podría recriminarme igualmente: “¡Lees con los ojos!” Y entonces me entró la risa mañanera, porque es verdad, se mire como se mire.

9 comentarios:

  1. Lo entiendo perfectamente. Entre lo que tengo atascado y esperando a ser leído podría concluir que mi indigestión es grande.

    Pero es preferible eso a pasar hambre ¿no?

    Qué tristeza no tener nada que echarse a los ojos.

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  2. Nos quedó la duda sobre el libro que causó tu gula visual.

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  3. Hay algunos que leen de boquilla.

    Un saludo y coincido con la anterior comentarista: ¡Nada de pasar hambre lectora!

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  4. Hay algunos que leen de boquilla.

    Un saludo y coincido con la anterior comentarista: ¡Nada de pasar hambre lectora!

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  5. Qué bueno lo de la boquilla... Y qué casualidad que Javier y KK pensaron lo mismo a la vez, bromas de blogger aparte.

    Ahora me han llegado, Fernando, de un tirón: La profundidad de los sexos y Tenga éxito en su muerte de Hadjadj, los cuentos completos de la baronesa Blixen, los inverosímiles de López y El mapa y el territorio. P'empacharme, vamos. A ver si no me quedo en la boquilla, ay.

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  6. Perdón por el comentario con eco.

    Es el problema de tener doble personalidad 2.0

    Saludos de nuevo y a disfrutar del menú.

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  7. Gracias por la aclaración.

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  8. A mí también me ocurre, y más cuando hay feria del libro...
    Tengo comenzados no sé cuántos, y lo peor es que me los acabo...

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  9. Mi enfermedad es la de Adaldrida: los empiezo a "puñaos" y los acabo siempre.

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