Carmen ha descubierto las artes plásticas, incluso
en versión mural. Esperando no interferir en el desarrollo de su creatividad, tratamos de orientarla hacia la pintura en papel, siempre más
higiénica. El otro día, mi mujer, mientras vigilaba de lejos sus evoluciones artísticas,
comentó: “Lo suyo es el arte abstracto, claramente. Podríamos vender las obras
por Internet”. No es porque sea mi santa, pero reconoceréis que es un
comentario genial. Véase: el arte abstracto se relaciona automáticamente con su
venta, no con su disfrute ni con su conservación (palabra reaccionaria donde
las haya). Y además por Internet, para que el cliente no nos vea la cara de
risa que da la cosa.
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Lo del arte abstracto debe de pensarlo igual Ana, la chica rusa. Yo había guardado con mucha ilusión una ilustración a tres colores de Carmen que me iba a servir de felicitación navideña. Me las prometía muy felices. Ana, sin embargo, la ha tirado al primer bote. Ojalá la hubiese cogido para ponerlo a la venta en Internet, pero es demasiado honrada para eso. La carrera de artista de Carmen empieza con un pie inmejorable: el de la incomprensión.
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Intelectualmente, también va preparándose. Después de distinguir lo que es de lo que no es, nada más importante para el juicio crítico que distinguir —entre lo que es— lo grande y lo pequeño.
Jajajjaa.
ResponderEliminarMuy buena la visión de futuro de tu santa. Más críticas de arte como Ana harían falta (cuando los autores fueran adultos, claro). Y comestible la foto del enlace.
Está guapísima. Pero la carrera intelectual creo que la inició en su casa. Por cierto, contigo y con su hermanito, puede reforzar los conceptos grande y pequeño.
ResponderEliminarUn abrazo,
Jilguero