Un paso más
Más allá de la explosión reaccionaria de Miguel d'Ors declarando que quizá a veces escribe determinadas cosas por "ese placer divino de sentirse/ detestado por toda la canalla", este aforismo de Nicolás Gómez Dávila, menos hedónico y sentimental, más frío y puntiagudo, más como un cuchillo:
Dudaría más de la calidad de estas páginas si no supiera quiénes hallarán
aquí el repertorio de las opiniones que abominan.
Esto me recuerda al prefacio de "Robo al amparo de la ley", en el que EW, tras desgranar sus ideas conservadoras, dice:
ResponderEliminar"Leído este breve compendio de las opiniones políticas que llevé conmigo a México, al lector que le parezca poco compasivo puede mandar el libro de vuelta a la librería y solicitar alguno más tranquilizante. Dios sabe que encontrará de sobra"
En alguna medida, extiende el ataque del lector pacato a los compañeros escritores que expiden valiums (en estos tiempos, en forma de entusiasmo por bacterias que cagan diesel...)
Escribir es amar a tu enemigo.
ResponderEliminarPero yo en lo de Miguel D'Ors veo más libertad y quizá en Gómez Dávila algo más de sadismo.
ResponderEliminarQué saludables sin embargo las dos: escribir, decir, sin detenerse ni un instante a saber si contarán con el aplauso de todos o acaso con el de alguno.
Qué poco político.
Los biempensantes ( en este caso D´Ors y Gómez Dávila ) siempre necesitan buscar a sus "malditos" para justificarse. Es curioso que raras veces se dé el caso contrario.
ResponderEliminarHombre, J. L,, la costumbre de "epatar al burgués" y el arte escandalizador o blasfemo han sido y son muy transitados, no lo olvides. Lo que no le quita valor a tu pregunta de fondo: ¿por qué, en ambos casos? Y digo yo que lo peor de la literatura es que nos deje indiferentes y así se asegura uno cierta reacción; por otro lado, está la necesaria personalidad del artista o escritor, que se destaca más si va contracorriente y entonces es más fácil oír una voz personal; y por último y sobre todo parece que la búsqueda de la verdad, que es tan trascendental como la de la belleza, resalta mucho más si uno arrostra por ella ciertos riesgos.
ResponderEliminarNo conocía la cita de EW, que agradezco mucho. El sadismo que ves en NGD yo la llamaría regodeo, pero es eso que ves, María. Y por supuesto, Rebelde: amar al enemigo... hasta el punto de escribir para él. No puedo estar más de acuerdo, aunque recordando las sabias palabras de Jacinto Choza: la existencia del enemigo es un requisito para el cumplimiento del deber divino de amarlo. O sea, que además le tenemos que estar muy agradecidos.
Una cosa es escribir en contra de ciertas opiniones recibidas, asunto muy saludable; otra muy distinta, sentirse enemigo previamente de una determinada clase de lectores, y extraer placer o autoconfirmación de la idea de serles desagradable ("las opiniones que abominan", o "el placer de sentirse detestado por toda la canalla"). Mis ideas son en muchas cosas, por lo que conozco de las suyas, muy distintas, cuando no contrarias, a las de Miguel d'Ors; ello no obstante, la idea de que pudiera detestarme, si es el caso, no me produce ningún placer. Y, desde luego, no se me ocurriría tildar de "canalla" a quienes piensen de un modo distinto al mío. Por lo demás, calificar ese dudoso placer de "divino" parece cosa bastante discutible. No consta que a Cristo le complaciera ser detestado por nadie, y resulta inconcebible imaginarlo hablando, como de cosa propia, de ese "placer" al que se refiere d'Ors. Más que "divino", dicho placer parece, a la manera de Nietzsche, "humano, demasiado humano", diría yo.
ResponderEliminarUna obviedad: la seguridad de ser detestado es para d´Ors complacencia; y para Gómez Dávila fiel contraste de calidad literaria.
ResponderEliminarJilguero.
Yo creo, Gatoflauta, que el adjetivo "divino" en el poema de d'Ors juega más bien a provocar una asociación mental con la gauche divine, por contraste, naturalmente.
ResponderEliminarPero en cualquier caso su visión de Cristo es un tanto dulzona. No olvide que a algunos les deseó que se ataran al cuello una piedra de molino y se echaran al mar, a otros los llamó "raza de víboras" y a otros, y es lo que más viene al pelo del tema tratado, les dijo: "Felices ustedes, cuando sean insultados y perseguidos, y cuando se los calumnie en toda forma a causa de mí".
Así es, Jilguero. El matiz es muy justo.
ResponderEliminar"Más les valdría que se ataran al cuello..." no es exactamente desearles que lo hagan. Y no, no creo que sea una visión "dulzona" de Cristo el no ser capaz de imaginarlo disfrutando de la idea de lo mal que pudieran sentarles a unos u otros unas palabras suyas. La justicia no es complacencia en el mal ajeno. Cuenta Borges por algún sitio que alguno de los Padres de la Iglesia (creo recordar que Tertuliano) habla de la complacencia que, según él, sentirán quienes gocen del Cielo al ver a los réprobos sufrir en el infierno. Y dice (Borges) que ese pensamiento le parece una barbaridad. Una triste barbaridad, añadiría yo. Y si eso es ser dulzón, me alegro de serlo.
ResponderEliminar¿Pero usted, GF, quiere hablar sobre lo de d'Ors y Gómez Dávila o simplemente cogerme las vueltas y colarse por los resquicios que deja mi impericia? En todo caso, vale, reconozco que se me fue la mano con lo de la piedra de molino, y que tiene usted más razón que un santo: lo de Jesús no es más que una severa advertencia a los que escandalizan a los pequeños. Pero seguro que por allí había muchos que dijeron: "¡Anda, lo que ha dicho, qué bestia, ¡una piedra de molino!!"
ResponderEliminarPido perdón a EGM, y le aseguro que no era mi intención cogerle las vueltas, ni a él ni a nadie. Es sólo que no me gusta eso de disfrutar con la idea de lo mal que les va a sentar a unos u otros lo que uno hace. Yo personalmente, cuando escribo algo, trato simplemente de reflejar lo mejor que sé aquello que pienso o que creo; no de hacer atragantarse a nadie. No me parece una buena idea. Pero en fin, cada uno es cada uno. No vea en cualquier caso EGM nada personal, ni en lo que yo digo en estas notas ni en lo que pueda decir en el futuro: mi intención no es quedar por encima (o por debajo) de nadie, no tengo una concepción polémica o peleadora del razonamiento. Y admito ya de entrada, como principio básico, que bien puedo estar equivocado (¡lo estoy tantísimas veces!). Perdón.
ResponderEliminarEntonces, Enrique, ahora eres jurado del Adonáis. ¿A cuántos jóvenes talentosos frustrarás por imponer tu "criterio" ultraconservador al mejor estilo García Martín? Qué lástima que gente tan despreciable llegue a JUZGAR tantas obras desde una visión cerrada de la poesía, en la que no se admiten otros discursos más allá del ramplón realismo de la experiencia, del cual eres hijo y heredero. Pero ríete, echa espuma por la boca, échala sobre las nuevas generaciones, que es eso lo que hacen los seres como tú, según la enseñanza de sus maestros-críticos de El Cultural o el ABC.
ResponderEliminarCreo que está desenfocada la discusión: la clave es 'la canalla'.
ResponderEliminarNo está (solo) la cosa en la división en bandos, 'los nuestros' y 'los vuestros', sino en la aspiración a la excelencia en la literatura, frente al gusto vano de la opinión mayoritaria.
Y ya se ve, Enrique, que es peor ser jurado de un premio de poesía que ministro: ese idiota que aspira al Adonais al que le has publicado el comentario es la canalla que merece la pena que te deteste y que encontraría abominable lo que dice Gómez Dávila (y para/contra los que tan bien escribió).
Enrique: este lamentable comentario de un anónimo -siempre los cobardes se escudan en el anonimato- no valdría la pena ni siquiera una respuesta. Recuerda demasiado al nivel de los peores foros de diarios, en donde la gente echa "espuma por la boca" (este anónimo sí que la echa). Sólo querría añadir que, si no le han premiado como él cree que debía haber sido, que no le eche la culpa a otro. Si de verdad, él , y los jóvenes a los que cree representar, tienen auténtica vocación poética, eso no les frustrará. ¿A quién no le han cerrado las puertas de algún premio, o cualquier otra meta en la vida a la que pensaba que tenía derecho? Anónimo: menos echar espuma por la boca y más trabajo. Y , si vales algo, ya te recompensarán...
ResponderEliminarSólo diré, en defensa del atacado, que en varias ocasiones y tertulias lo he escuchado. Y aunque es verdad que tiene una postura, una forma de ver el mundo de y desde la poesía (como todos la tenemos) que a muchos les molesta, es una persona que también sabe valorar otras poéticas. El mismo JLGM, que en nada concuerda con la visión enrevesada de la poesía, muchas veces ha tenido la sabiduría de comentar y hasta premiar más allá de cualquier pelea de patio, más allá del "tú eres de la experiencia y yo del silencio". Los verdaderos poetas ven mucho más allá de esas miserias y reconocen la poesía antes que las poses. Será un orgullo para cualquier joven talento ser premiado por un poeta como EGM. Además, el Adonáis siempre se ha caracterizado por su pluralidad de estéticas: basta ver entre sus premios y accésit a poetas como Luis García Montero, Raquel Lanseros, Juan Carlos Mestre, Hierro, Valente, Gamoneda, Joaquín Pérez Azaústre, incluso algunos extranjeros, todos grandes poetas.
ResponderEliminarEs acojonante la mentalidad que subyace en la interpelación del anónimo.
ResponderEliminar"¿A cuántos jóvenes talentosos frustrarás...?"
Coño, ¿cuántos se presentan? ¿cuántos premios dan? Pues el resto, todos frustradísimos.
Acabarán prohibiendo los premios para que nadie se frustre.
Hola, soy el primer Anónimo. Tiene usted razón, señor Balaverde. "Frustrar" no es la palabra adecuada. No obstante, es una buena idea la prohibición de los premios, sobre todo para depurar el amiguísimo de vuestro círculo. ¿Por qué no nos cuenta el señor Enrique quiénes formaban parte del jurado de sus dos premios de poesía y qué relación tenía y tiene con ellos? Por cierto, no participo de premios, no me cabe el honor de ser "poeta" como ustedes.
ResponderEliminarDe los jurados que me dieron mis dos pequeños premios iniciales y únicos no conocía a nadie en absoluto ni de leídas en ninguno. Luego, he consolidado una muy buena amistad con Antonio Moreno y una firme admiración por su obra. Y para ser exhaustivos, un trato afable aunque muy ocasional con Manolo Ramírez de Pre-Textos.
ResponderEliminarY gracias, Sr. Anónimo, por participar y por ejemplificar tan bien (que ni queriendo) el tema de esta entrada.
La evidente juventud del Anónimo quizá disculpe algo sus malos modos. Porque no es cuestión de opiniones (no parece tenerlas, o, al menos, aquí sólo expone consignas) sino de agresividad verbal; se puede disentir sin insultar, pero él parece que no sabe hacerlo.
ResponderEliminarEn cualquier caso, no se preocupe: hay muchos premios, y en no pocos hay jurados tan enemigos como él pueda serlo del "ramplón realismo de la experiencia". Lo es, de varios premios de los más prestigiosos, Caballero Bonald, a quien se atribuyen unas declaraciones según las cuales "la poesía que se entiende le parece periodismo".
Sea cierto o no, es una actitud; claro que cabría preguntarse por qué, con esas ideas, la timidez de escribir en español, un idioma en el que el riesgo de ser entendido es grande. ¿Por qué no hacerlo en swahili, un suponer, que lo entiende menos gente? Incluso no importa si no se lo domina mucho: la torpeza añadirá una bienvenida dosis de oscuridad.
Y, aún mejor, hacerlo en un idioma inventado, con lo que el riesgo de ser entendido, y con él la cercanía al periodismo, se reduciría todavía más. "Zrústria palambrio falurk desgorvia". Pura poesía, como se ve, a mil leguas del ramplón realismo de la experiencia.
Tremendo. He llegado tarde y solo puedo decir una cosa: a la gente se la come la envidia.
ResponderEliminarSe nota que estamos terminando el año, el cansancio pesa y la mecha de la ira se enciende más rápido, pero ¡vamos! no hay que olvidar que hoy es la fiesta de la Inmaculada Concepción, ¿por qué no nos ahorramos el ingenio para desarmar los argumentos del otro, y lo usamos en idear piropos originales para la más pura de las Madres?
ResponderEliminarReleyendo con retraso tu blog me encuentro con un comentario anónimo que me ha sorprendido desagradablemente. Si precisamente destaca este maravilloso foro es por la comedida cortesía de sus participantes, incluso en la discrepancia. Para mí es como un remanso de agua clara en medio de la vulgaridad y agresividad imperante. Ese comentario es como una pedrada extemporánea y además anónimo. ¡Qué cobarde! ¿no? ¡Eso sí que es despreciable! Espero que no se repita. Un abrazo, Enrique.
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