Lo confieso: en principio, no estaba radiante con la publicación de No es bueno que Dios esté
solo, el volumen donde Gonzalo Altozano recoge las muy interesantes entrevistas
que, con el título “Hablemos de Dios”, realizaba para la contraportada de Alba.
Conste que mi reparo no se debía a la envidia. Que mi amigo
haya vendido en un plis-plas 17000 ejemplares de su libro me parece una magnífica noticia.
Ni tampoco a que mi nombre no aparezca en la portada, porque entiendo que los
hay mucho más mediáticos por lo mismo que la única edición de mis libros que he
conseguido agotar ha sido la de Lo que ha
llovido, y porque fueron cuatro gotas (500 ejemplares). Eso lo tengo plenamente
asumido.
¿Qué reparos entonces? El título me parece poco consistente
desde la teología (o sea, poco consistente) porque Dios nunca está solo: está
con Él y con Él, que eso es, hasta donde llegamos a entender, el amoroso misterio
de la Santísima Trinidad. Yo propuse en su momento: Solo Dios basta, pero ni santa Teresa ni yo convencimos a Altozano.
Y también me fastidió (más, que así somos de egotistas) que el tío no me dejara
leer ni corregir mi propia entrevista. Se lo pedí, rogué, supliqué cuando iba a
sacarla en el semanario. Yo soy escritor, no hablador y solo respondo de mis
palabras cuando las he mecanografiado. Pero no hubo manera. Cuando me dijo que
iba a recoger la mía en su volumen —lo que era un honor—, volví a pedir, a rogar, a suplicar y volvió a no
haber manera. Mis reparos al libro eran, sobre todo, reparos a lo que yo
saldría diciendo, Dios sabía qué.
Tan convencido estoy de que un escritor ha de poder meter la
pluma en sus entrevistas, que en la que le hice a X se la pasé, se la volví a
pasar y respetamos luego incluso la longitud que había ido adquiriendo con tantos
pases con tal de no tocarle ni una coma. Por respeto y porque la entrevista era
muy buena. Por eso, no pude darme por aludido en absoluto cuando al poco tiempo un amigo me
mandó este comentario reciente de X suponiendo que iba por mí y que así era él: "...conociendo
como están hechas muchas entrevistas, ni siquiera estamos seguros de que esas
hayan sido exactamente sus palabras".
Con la entrevista de Altozano no estaba nada seguro, en cambio; y sí que me sentía aludido y, a
unas malas, eludido. Y, lo que es peor, con la misma sospecha para el resto de
los entrevistados.
Pero mis reparos se han volatilizado todos en cuanto he
abierto el libro, que me he bebido. Es cierto que algunas cosas (algunas comas)
yo las habría escrito de un modo distinto al que las dije, pero en general está
el espíritu. Y el Espíritu. En mi entrevista y, sobre todo, en las otras. Como
decía Borges de una representación de Macbeth
bastante irregular en la que al final Shakespeare se había abierto camino,
Dios se abre camino en este libro. Por eso se lee conmovido y emocionado a cada
paso.Y tiene una frescura —lo reconozco a regañadientes— que quizá habría perdido si el autor hubiese dejado que los entrevistados nos matizáramos.
Si Gonzalo Altozano ha conseguido saltarse mis más arraigados prejuicios literarios, no creo que
haya prejuicio ni religioso ni político ni mediático ni personal que se le resista.
Bueno, vale, lo leeré.
ResponderEliminarA mí también me echó para atrás el título (JP2 hartándose de decir que Dios no es soledad, que es familia, para acabar en un título así), pero me alegro de que el libro esté bien.
ResponderEliminarY el hecho es que Dios quiere que le queramos, pero no por soledad (que es lo que nos puede pasar a nosotros) sino porque es amor.
Se dice que no es bueno que Dios esté solo, pero no se precisa para quién no es bueno.
ResponderEliminar¡No es bueno que Dios esté solo! Ya veo que a ustedes no les gusta este título fascinante. Ya sé, ya sé que Dios es Trino y esas cosas y que no necesita compañía pero la busca y dice que sus delicias están -creo que se dice así- en jugar con la bola del mundo y con los hijos de los hombres.
ResponderEliminarEa, ea, don EGM, no llore usted. Ya verá qué pronto se agotan sus libros con el tiempo.
Y usted, don Ángel Ruiz, también tiene razón: no es que esté solo y ande mendigando compañía, es que es Amor y no quiere estar solo.
La cuestion no es para quien, la cuestion es para que no es bueno.
ResponderEliminarParece que solo, no evita el sufrimiento de los inocentes y algunos de sus representantes parece que no le ayudan demasiado...
Si, si, ya se: un misterio.
Misterio tan insondable como la desaparicion de las tildes en mi teclado.
Por cierto, feliz año nuevo.
ResponderEliminarYa lo leí, muy ameno y muy bonita tu entrevista. Me quedo con Gustavo Bueno y Carlos Blanco.
ResponderEliminarMuchas gracias a todos. Y ahora mismo repaso la entrevista de Carlos Blanco, que quizá se me pasó. La de Gustavo Bueno, la recuerdo bien.
ResponderEliminarY qué interesante lo que propone Anibal. Me ha recordado una escena de El maestro de esgrima en la que, saliendo de un depósito de cadáveres, se dicen los personajes: "Dios no es un caballero porque permite que pasen estas cosas". Y es que, como dice Anibal, Dios no quiere actuar solo, requiere nuestra acción para solucionar tantas cosas para que así nosotros podamos ser caballeros (y damas). Creo que entre todos hemos solucionado el título del libro: no es bueno que no le acompañemos, aunque Él nunca está solo, porque es Amor y nos quiere a su lado, porque no es bueno para nosotros y, finalmente, porque igual que no ha querido hacerse evidente para que podamos ser hombres de fe, tampoco ha querido solucionarlo todo para que podamos ser hombres de acción.
Cierto, No es un caballero. Al fin al cabo un caballero puede vivir "Sin Dios, sin vos y mi".
ResponderEliminarEsta vez, Anibal, no puedo estar de acuerdo. Nos deja margen para no ser Él el único caballero, pero como explica Steinhardt, es el modelo.
ResponderEliminarHa caído el libro en la familia e inmediatamente lo he sustraído y em he ido directamente a tu entrevista (después de pasar por la de mi tía Lola, la verdad sea dicha, que aunque me la se de memoria me encanta volver a leerla).
ResponderEliminarEstupenda la entrevista que te hace Altozano. Lo tiene todo: sinceridad, humor, profundidad, anécdota, y enseñanzas. Me he sentido muy identificado (desde el principio), y no solo porque naciéramos en el mismo año, sino por muchas de las cosas que dices. Magnífica. Enhorabuena a ti y a Altozano que es un gran entrevistador (además de un tío estupendo).