viernes, 22 de junio de 2012

Epigrama nº 66, de Moro

No acierto a ver qué aporta la belleza. 
Si ardes de amor, la fea se hace hermosa. 
Y la hermosa qué fea, si estás frío. 
No acierto a ver qué aporta la belleza. 
[Versión libérrima del epigrama 66 de Moro, con una traducción más fiel en la estupenda edición de Concepción Cabrillana, Epigramas, Rialp, 2012]. Lo que sí se acierta a ver es que Moro era, por una parte, un hombre casado y que, por la otra, no era un esteta, sino más bien un moralista y un guasón. En el fondo, un moralista hedónico, porque amó mucho, de modo que lo veía todo bastante hermoso.

8 comentarios:

  1. Anónimo11:21 a. m.

    En la conocida concepción de Platón del amor como deseo de engendrar en la belleza, ésta parece ser previa a aquél. Es otra visión, nada “platónica”.
    Jilguero.

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  2. Yo hace poco he leído eso de "it doesn't matter how good she looks, someone, somewhere, is tired of her shit", gran verdad, que me parece más predicable que esto de que el amor hace a la fea hermosa.

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  3. Es mucho más divertido, en realidad, Balaverde, y se parece a un columpio, como hace Moro en el epigrama. Cuando abajo, exactamente como la cita que nos trae aquí, pero cuando arriba, como decía Víctor Botas: "El ciego amor se me posó en los ojos"...

    Y otro columpio, más divertido aún, el de Jilguero: la belleza y el deseo, el deseo y la belleza.

    Y Moro, que sonríe.

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  4. Tienes razón, Enrique. La frase que yo cito es un tobogán.

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  5. Adaldrida, me duele intuir que ese "uffff" sea de franca desaprobación.
    Siento la cita ordinaria de marras, pero me ha ayudado bastante en mi actual coyuntura sentimental a no dejarme llevar por how good She looks indeed.

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  6. El amable Moro fue abogado porque su padre se empeñó en que lo fuera. Al parecer su vocación era la docencia. Al parecer enseñaba muy bien a sus amigos y parientes en sus ratos libres. Y es sabido que hay que arder para enseñar. No es que el amor sea ciego como dicen. Es que abrasa y contagia hasta a una fea. Ahora está de moda ser muy "cool", pero eso, claro, no es tan interesante.

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  7. El deseo sin amor nunca se sacia y por otra parte, y donde más claro se ve eso del amor que transfigura, es en los padres que ven preciosssos a sus hijos, monííísimos, aunque literalmente sean tales.

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