El himno de la antiataraxia es aquella canción de los niños sentados en una plaza:
Tocamos la flauta
y no bailáis,
cantamos lamentaciones
y no lloráis.
Es la formulación festiva del terrible: "Porque no eres ni frío ni caliente te vomitaré de mi boca". Hay que bailar, hay que llorar. Alegrarse mucho, amargarse también. Estar con la flauta y estar con las lamentaciones. Con los himnos y con las elegías. Quedarse en medio, impasible, merece, con razón, la censura de los niños sentados en un plaza, esa alta autoridad, según Lucas 7, 31-35.
Y yo que lo interpretaba del revés: estos niños que se quejan de lo que no entienden y dan importancia a lo que no la tiene... ;)
ResponderEliminarVeo que hay en la Biblia una impasibilidad buena, que se expresa en el salmo 26 (Si un ejército acampa contra mí, mi corazón no tiembla; si me declaran la guerra, me siento tranquilo). Es la que tiene su origen en la confianza y abandono en Dios; y hay otra que el Señor critica, en la cita de la entrada, y que consiste en la falta de reacción frente a propuestas de tipo espiritual, sea el ascetismo del Bautista o el anuncio del Reino.
ResponderEliminarJilguero.
No soy homosexual, pero precisamente por eso un día, si se tercia, te sacaré a bailar un paso doble. A ver qué tal andamos de ataraxia y antiataraxias.
ResponderEliminarEn cuanto a la entrada (y entradas varias...), la verdadera religión no es más que la común a todas las religiones...Y sólo es la del Amor y el bien. Todo el mundo sabe que está bien y que está mal, pese a que muchos se alejen del bien paulatinamente. Citar y citar la Biblia no significa conocer al Señor. Cualquiera puede hablar sin saber. Hay que tener cuidado dónde se mete uno. El Señor nos hizo libres. Él no nos metió en ninguna secta.
Pues muy bien.
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