La Fundación Gloria Fuertes está sacando libros inéditos de su titular, que publica Torremozas en colección ad hoc. Yo soy muy de GF, sin faltarle a Gabriel Ferraté, pero al menos el primer libro de estos que me he leído, Se beben la luz, es bastante claroscuro, como suele ella, pero más. Sin embargo, tiene bastantes destellos, y un poema que pone el dedo en la llaga:
LO MALO ES QUE CASI NADIE ESCUCHA
Los hombres no supieron
que hubo hombres que escribieron para ellos.
--Y esto es feo--
Ni siquiera el alcalde de Berceo
ha leído a Berceo.
No engañaros,
ningún pobre de América del Norte,
ningún minero
ha leído a Walt Whitman.
Ningún compañero,
ningún obrero,
ha leído a Blas de Otero.
¡Neruda! Los esclavos de Chile
no saben tus versos.
Y los inditos peruanos habrientos
no saben quién fue César Vallejo.
Jopé con la G, qué fuerte. Esto sí que es celebrar el día internacional de la poesía (algo muy necesario, siempre que no sea 21 de marzo:-)
ResponderEliminarBueno, pero ninguno de ellos le pidió al autor en cuestión que escribiera ese libro. No me imagino al alcalde-presidente del ayuntamiento de Berceo pidiéndole a Gonzalo de Ídem que escribiera los "Milagros de Nuestra Señora". Por poner un ejemplo.
ResponderEliminarMiguel Hernández escribió "El niño yuntero" pensando en sí mismo. El niño (no exactamente yuntero, pero sí cabrero) era él. No creo que ningún niño leyera el poema. Y puede que ningún yuntero.
Y en fin, en esto de los libros el destinatario es muy curioso. La Biblia, por ejemplo, no se la ha leído nadie. Es un "cognazus máximus". Entera no la ha leído nadie. Ni siquiera Dios.
Tiene razón el "zumo". Yo, efectivamente, me la he leído entera, varias veces y en dos versiones. Y no soy creyente (ni ateo).
ResponderEliminarEl comentario de Zumo es desafortunado, no sólo por la feísima expresión "ni Dios" que, aunque no lo sabe, y por eso se disculpa, suena especialmente mal, sino porque resulta que yo también me la he leído entera al menos (no he contado lecturas por partes) dos veces en dos idiomas. Por ahora lleva un 100% de desacierto.
ResponderEliminarEn cambio, qué bien me conoce ACdR. Leí el poema el día de marras y pensé: "Vaya, qué a propósito".
ResponderEliminarPor eso dejaron de hacer poesía social: se dieron cuenta de que perdían el tiempo. Y en España, además, hacían el ridículo, cuando el proletariado empezaba a desaparecer no precisamente gracias a sus versos, a pesar de lo que dijese Cecilia ("de tu santa siesta ahora te despiertan versos de poetas", je.)
ResponderEliminarYo también me he leído las Biblia entera, y varias veces, como algunos de mis amigos,y por cierto que con menos aburrimiento del que me producen los comentarios de algunos indocumentados.
ResponderEliminar¿Y no es posible que, donde no llegaron los poetas en la España de Cecilia, sí llegaran los cantautores? Algunos, musicando textos de poetas mejores que los de su propio tiempo.
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ResponderEliminarNo desea uno erigirse en defensor de zUmO, pero sois muy críticos, demasiado, con ella. Ayer vi en un blog que alguien la tachó -muy educadamente, eso sí- de ingenua, como si la ingenuidad fuese un defecto. Y aquí hablas tú -muy educadamente también, eso sí- de su "desafortunado" comentar. Que sepamos la verdad de una santa vez: ni en tus comentarios ni en los míos ni en los de nadie hay más fortuna que en los de ella. Somos todos unos miserables. Y ella no es inferior en nada, ni los "indocumentados", como dice otro, lo son, pues lo verdaderamente "superior" no necesita reafirmarse en la inferioridad de otro: lo superior es casi todo sí se mira en Dios y con Dios. Así, este teclado en el que escribo es superior, sin necesitar de otro más viejo para serlo. Y la ventana de mi habitación también lo es, sin necesitar de un ventanuco ni de otras vistas. Y yo, aun siendo miserable, también soy superior, porque no necesito seres inferiores a mí, ni en cultura, ni en fortuna, ni en modo de expresión.
Vuestra manera de dejar a un lado a zUmO me recuerda a esa represión (hablo de represión, no de la necesaria educación) tan frecuente que hay hacia muchos niños, cuando los niños son como hermosos animales salvajes, seres puros que lo mismo se enfadan y se ponen colorados que al minutos se están ríendo. Y esa actitud vuestra de superioridad, tan llena de presunción, de miramiento, de remilgo, es de lo más infantil y ridículo que verdaderamente hay en este mundo.