Gracias a Pablo Martínez del Cerro, que nos enseñó a usar YouTube en la televisión, estamos bandeando mucho mejor los horribles dibujos animados de ahora y, además, cada noche los niños se acuestan tras ver este vídeo, que les encanta. No es por nada, pero fíjense en la familia numerosa, que da gusto, y en lo devotos que rezan cuando llegan a la cama. Lo primero, lo dejo al subconsciente, que vaya calando; lo segundo, lo recalco, con éxito.
Cuando acaba el vídeo, todas las noches me piden: "Otra vez, papá, otra vez". Me niego en redondo. Creo que el "otra vez" es un veneno pedagógico de primera magnitud. Por toda respuesta, les recito a Mesanza:
Exaltación del rito
Quien no comprende la razón del rito,
quien no comprende majestad y gesto,
nunca conocerá la humana altura,
su vano dios será la contingencia.
Quien las formas degrada y luego entrega
simulacros neutrales a las gentes
para ganarse fama de hombre libre,
no tiene Dios ni patria ni destino.
De manera, que los Telerín nos dan un dos por uno, o, si contamos la oración de después, un tres por uno.
Yo también se los pongo un montón de veces. Se parten cuando se le cae el pijama. Es buenísimo. ¡Qué cambios! Se supone que representa a la familia media. ¡Qué maravilla!
ResponderEliminarVamos a tener que intercambiar "paginas de dibujitos" para contrarrestar los horribles programas de ahora.
PD: ¡Grande Mesanza!
A todos gustaba aquella invitación al descanso. Junto a esos valores que destacas, de la familia numerosa y la religiosidad, está el de la protección de los niños frente a una programación, que ciertamente no era escandalosa. Hoy todo es distinto.
ResponderEliminarJilguero.
Muy sugerente, y no poco ilustrativo, el que Jilguero encuentre que la TV de entonces "ciertamente no era escandalosa". La televisión de una dictadura, donde estaba prohibida (y perseguida) cualquier posible disidencia, y que de hecho era (como la de cualquier otra dictadura, por lo demás; en eso se parecen todas) no un medio de información, sino de deformación y adoctrinamiento. Y lo de que "hoy todo es distinto" supongo que quiere decir que es distinto... para mal. El pequeño detalle de que los informativos de TVE fueran reconocidos varias veces, en la anterior legislatura, como entre los mejores del mundo (ahora ya no, y se comprende) tampoco importa mayormente, me imagino; aquí estamos a lo que estamos. Pues vaya.
ResponderEliminarhttp://www.rtve.es/rtve/20111007/telediario-2-edicion-gana-premio-mejor-informativo-tratamiento-informacion-internacional-paz-mundial/466835.shtml
"El pequeño detalle de que los informativos de TVE fueran reconocidos varias veces, en la anterior legislatura, como entre los mejores del mundo..."
ResponderEliminarPermítame, Anónimo, que me descojone (con perdón) un rato.
Y ya no me extrañan las ingeniosas ocurrencias de Carmen y Enrique con semejante progenitor (aunque seguiré admirándome y maravillándome)
ResponderEliminarClaro que era la TV de una dictadura, pero era infinitamente mejor que esta, y de mayor calidad, contando con unos medios mucho más pobres.
ResponderEliminarAhora el 90% de la programación es pura basura. Los programas de reality son patéticos y asqueantes, los de cotilleos de una villanía sin parangón, los valores, los principios básicos de cualquier persona normal, éticos y morales, brillan por su ausencia. El pudor no se conoce, el decoro, la educación, las buenas maneras, el buen gusto, es que ni aparecen. En fin, que la libertad y la existencia de múltiples cadenas, loables e irrenunciables siempre, no han sido muy bien digeridas que digamos...
Ya está el marinero/gatoflauta/ gatorero/pedrete, a.ladino, etc. etc (su estilo es inconfundible) dando la vara con sus gaitas gallegas. Hay que tener muy emprogrecida la mirada para no percatarse de que, con dictadura o sin ella, que eso no tiene nada que ver con lo escandaloso, aquella televisión estaba, como muy bien dice I. Trujillo, muchos kilómetros de altura moral por encima de la actual, tan democrática ella. Aprovechar la ocasión para darle un pinchazo a Jilguero es una chinchorrería. Y creer en el valor real de esos reconocimientos a los informativos actuales es como creer
ResponderEliminaren las hadas del bosque.
En mi anterior comentario actuaba como telón de fondo la tristeza por el hecho de que la democracia no haya sido capaz de mejorar la televisión franquista, tan defectuosa. Pero, claro, siempre habrá quien prefiera cualquier programa actual al Estudio Uno de T.V.E.
ResponderEliminarJilguero.
Yo no veo TV española hoy y nunca la vi durante la dictadura. Y no sé nada acerca de los premios merecidos o no del telediario 2. Pero estoy seguro que las hadas del bosque no tienen la culpa de nada.
ResponderEliminarPor cierto, la entrada en sí, Enrique, es buenísima. Y el poema de Mesanza. Y el rito.
Dos precisiones:
ResponderEliminar1) Yo no prefiero "cualquier programa actual" a los poquísimos buenos de entonces, que los había. Pero tengo muy claro, porque la he visto, lo que era en general la TV de entonces -la de una dictadura, como tantas que hay; una TV equivalente a la cubana actual, por poner un ejemplo, donde tampoco todo, sin duda, es execrable, y habrá talento, como aquí lo había entonces-, y lo que han sido los informativos de los últimos años, hasta la llegada del PP, con sus promociones y despidos por motivos crudamente ideológicos. También tengo claro que a muchos, los prejuicios no les dejan ver el bosque, y que por tanto, y para ellos, es inútil lo que yo diga. Con todo, lo digo, para que al menos quede claro que no todos padecemos de idéntico sesgo visual.
2) Para el anónimo que hace historia de lo que cree mis identidades, creo recordar que en su momento Ángel Ruiz, de quien supongo desconfiará menos que de mí, ya explicó que el "Gatorero" al que se refiere era cosa suya. Por ahí podrá verse la base que tiene lo del "estilo inconfundible" al que se refiere. Una vez más, los prejuicios hacen ver a algunos, no sé si las "hadas del bosque" (lo que, ciertamente, no estaría mal), pero sí lo que no existe más que en su prejuiciada imaginación.
Yo supongo que quienes, entre mis contradictores, hayan tenido ocasión de ver Telemadrid, la considerarán modélica. En fin, como suele decirse, para gustos se pintan colores; aunque hay gustos, eso sí, que le dejan a uno francamente pensativo.