martes, 16 de julio de 2013
Sesiones intensivas de autoestima
Recuerdo las cucañas de la Virgen del Carmen de mi infancia. Ahora ya no se hacen, porque son peligrosas para la salud, y vaya si lo eran. Tengo grabados en mi retina costalazos de campeonato. Aunque también la admiración cuando uno mayor de mi colegio conseguía hacerse con el premio, ¡bien!, por delante de los jerezanos repeinados, de los osados sevillanos, de los incautos madrileños.
La piscina, sin embargo, no ha perdido su gracia. Ayer me fijaba en cómo pelan la pava —ji, ji, ji— sin parar las au pair con los socorristas. Supongo que es un clásico, pero con la paternidad me puse a pensar que, unas por otros, los niños sin vigilar, y me hizo gracia.
En parte, porque no hay cuidado: los padres no descansan. Otra cosa bien graciosa es oír el griterío de los progenitores, que parece una sesión intensiva de autoestima: "Fenomenal", "¡Qué bien nadas!" "¡Eres una sirena!" "Te tiras como un campeón". "Bravo". "Has ganado", etc. Y, si uno se fija con objetividad, lo que hay son unos mocosos chapoteando torpemente, medio ahogándose, rozando los bordillos con sus saltos de rana averidada y tiritando de frío. Pero más felices que las au pair y los socorristas, incluso.
Feliz día del Carmen para todos y un beso para la prota.
ResponderEliminarFeliz día del Carmen a todos. Y como siempre, Enrique, magníficas tus entradas. BB
ResponderEliminarFelicita el día a la pequeña de parte de una casi Carmen a la que le cambiaron el nombre a última hora.Hoy será un día especial para la familia, ¿no?
ResponderEliminarUn abrazo, Enrique.