Broma aparte, ayer por fin lo vi claro, no blanco, claro. Si uno se pasa un tiempo sin escribir porque no le visita la musa, ya puede estar seguro de que sus poemas anteriores fueron inspirados. Ah, qué bien, celebré sinceramente, asombrado.
Y, renglón seguido, recordé este poema juvenil de Felipe Benítez Reyes, que nunca me apliqué del todo a las penas de amor, pero que aquí y ahora viene al caso como un guante:
ADVERTENCIA
Si alguna vez sufres –y lo harás–
por alguien que te amó y que te abandona,
no le guardes rencor ni le perdones:
deforma su memoria el rencoroso
y en el amor el perdón es sólo una palabra
que no se aviene nunca a un sentimiento.
Soporta tu dolor en soledad,
porque el merecimiento aun de la adversidad mayor
está justificado si fuiste
desleal a tu conciencia, no apostando
sólo por el amor que te entregaba
su esplendor inocente, sus intocados mundos.
Así que cuando sufras –y lo harás–
por alguien que te amó, procura siempre
acusarte a ti mismo de su olvido
porque fuiste cobarde o quizá fuiste ingrato.
Y aprende que la vida tiene un precio
que no puedes pagar continuamente.
Y aprende dignidad en tu derrota
agradeciendo a quien te quiso
el regalo fugaz de su hermosura.
Estupendo poema, que ya teníamos publicado en zUmO.
ResponderEliminarAh, lo prometido es deuda (dijo el alcalde que protagonizaba Pepe Isbert), y aquí va la solución a la adivinanza paradójica.
Eso que, cuanto más le quitas, más grande se hace es... un agujero.
(Pero admite otra respuesta: Una obra literaria. Cuanto más lastre le quitas, mejor queda. -Pues lo que cuenta no son las obras completas, sino las "sobras completas" que van a la papelera-. Era el lema de Stefan Zweig, para mí el mejor prosista de todos los tiempos.
À demain.
"Mejor queda". Y olé.
ResponderEliminar¿Mejor prosista Zweig que Cervantes?
Mucho zumo. Au revoire dijo Voltaire.
Me temo que EGM se muestra aquí incurablemente optimista (hace bien, y le envidio). Que uno no escriba porque no le visita la Musa sólo significa que sus poemas anteriores los creyó inspirados; que lo sean de hecho es otra cosa. La Musa tiene muchos imitadores, o imitadoras. Y la mayor parte de los que se juzgan inspirados..., ¿cómo era aquello de las voces y los ecos? Pues eso.
ResponderEliminarGracias, Zumo.
ResponderEliminarY cuánta razón tienes, amable y (galantemente) envidioso amigo. Se me ha ido la mano por el lado de la querencia: el optimismo.