viernes, 10 de enero de 2014

Atención


No era deslumbrantemente inteligente ni profundamente culto, pero estaba atento; lo estaba y solo con eso ya nos excedía a todos. 





7 comentarios:

  1. El capitán del barco era admirado por todos. Siempre lo avisaban para rescatar a los barcos encallados entre riscos. Aquel capitán dirigía sabiamente las operaciones y el barco encallado salía indemne.

    Lo hacía siempre mirando el interior de una cajita (un pequeño baúl que abría), en cuyo interior guardaba algo.

    El día de su muerte, todos los marineros acudieron al camarote del capitán fallecido, ávidos de esclarecer aquel misterio: deseosos de abrir el baúl para descubrir los grandes secretos de la navegación allí guardados.

    Pero dentro del baúl sólo había un pequeño papel en el que podía leerse: "Babor = izquierda. Estribor = derecha".

    ResponderEliminar
  2. La atención del corazón, sí.

    ResponderEliminar
  3. La atención del corazón, sí.

    ResponderEliminar
  4. Aitor, me gustó mucho lo que has escrito, parece tan pequeño detalle pero tan gran ejemplo.

    ResponderEliminar
  5. Nunca me pongo como anónima o algo parecido. No sé qué pasó.

    ResponderEliminar
  6. Pasó mi falta de atención. Desde el móvil traté de aprobar tu comentario (que apruebo en todos sus sentidos) y mi dedazo dio a eliminar. Lo salve desatentamente así.

    También le di dos veces al de Cavalcanti, pero lo dejé, porque merece la insistencia.

    Gracias y perdones, perdones y gracias

    ResponderEliminar
  7. Nada que perdonar y gracias Enrique.

    ResponderEliminar