La mano abierta sobre el pecho pone
como una disciplina, el caballero.
Mi artículo de la aristocracia de intemperie ya lo he enlazado por activa (twitter) y por pasiva (aquí), pero ayer, en la conferencia de mi hermano Jaime, vi que el final de este soneto de Manuel Machado (hasta entonces algo tópico para mi gusto es la síntesis perfecta de lo que quise decir y quiero ser: mano abierta, pecho, disciplina. Así que reincido.
Qué bonito relacionar esta mano abierta con la de Gaya.
La conferencia, como el soneto, maravillosa.
ResponderEliminarJilguero.