viernes, 21 de noviembre de 2014

Sentimientos encontrados


Lo que empezó como un peque-pique entre compis del insti, ha acabado con un premio y una entrevista. Aquí está. Hasta ahí, perfecto. La cosa es que leyéndolo, me encuentro con una serie de sentimientos enfrentados, que van de la felicidad al tormento, pasando por la zozobra. ¿Sois capaces de adivinarme, viendo la página, los tres?


***

1- Felicidad. Éste era fácil. Han tenido el buen gusto de escoger, entre las que envié, esta foto, que se salva por la mirada de Quique. 




Ahora me da rabia la silla, pero sin ella no quedaría tan claro que el niño se coló en la sesión fotográfica que me estaban infligiendo. Parece que me mira con amor, aunque quizá sea piedad. 

2- Tormento. Localizar este sentimiento es más difícil, aunque el contraste salta a la vista. Y no es envidia, no, sino la sensación de culpa de que, mientras que yo me entretengo en darle vueltas a mi cucharilla del café, otros están en lo que hay que estar.  




3- Zozobra. Seguro que algunos os habéis dado cuenta, eso es fácil, lo difícil es dar con la solución:




Me refiero al Espíritu, eso está claro, pero dudé mucho (dentro de las prisas con las que me pidieron las respuestas). Si escribía "Espíritu", parecía un predicador, por una parte, y un soberbio, por otra, con hilo directo con la Trinidad. Pensé que la mención aristotélica a la Edad Media ya aclaraba las cosas, y que la minúscula resaltaba mis dudas y la propia entidad de mi inspiración. ¿Os parece que acerté o no? La verdad es que no lo sé, y me interesa porque pienso usar esa respuesta cada vez que me pregunten por la inspiración. 

3 comentarios:

  1. ¡Ah, el café! Para Pessoa, el paraíso consistía en un café solo, un habano y un relato de Arthur Conan Doyle (todo a la vez, claro). Para mí también, aunque cambiaría a Doyle por Stefan Zweig y podría prescindir del habano, pero a cambio pido que la acción discurra en una cafetería (esas salas de lectura -disfrazadas de bar- que afortunadamente abundan por todas partes).

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  2. Deberías haber puesto el Espíritu Santo, hombre. Es lo que también menciona Borges, si no me falla la memoria, aunque para él no tenga tu valor.

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  3. El Espíritu en el espíritu, ambos (dos, ¡horror!) amigablemente tratando

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