lunes, 31 de agosto de 2015

El faro escondido


A las cinco de la mañana nos despierta Carmen. Esta vez me toca bajar a mí. No quiere nada, nada más que un cuento. Yo muerto de sueño le doy a elegir, como siempre, entre poema, narración clásica o recuerdo de mi infancia. Escoge recuerdo. Busco uno rápido y nocturno.

Desde la terraza del dormitorio de mis padres se veía el mar y el faro de Cádiz, con su ritmo de luz. Me recuerdo con mi padre, mirándolo. Ambos sin la parte de arriba del pijama y sintiendo la brisa. Mi padre me explicaba los vientos de la noche, del mar a tierra al principio, de tierra a mar en la madrugada. 

Pero crecieron los pinos. Ahora no se ve, desde la terraza, más que bosque verde. A mí no me importa, porque saber que detrás está el faro es otra luz. Si cierro los ojos, puedo verla. ¿Puedes verla, Carmen? Pero se ha quedado dormida. ¿Podré enseñársela a mis hijos, esa luz escondida?


domingo, 30 de agosto de 2015

Una tristeza bastante deliciosa

MARSELLA (Lluvia de verano) 


 Llueve sobre Malmousque, 
sobre el Castillo d’If, sobre las islas, 
entre las casas y en los acantilados, 
y en los trajes de baño 
que debieran secarse en el balcón 
cerca de los geranios.   

Llueve sobre Malmousque; 
comenzó antes del alba 
esa crepitación ajena al sol. 

Y es de una tristeza bastante deliciosa, 
con ese olor a mar mojado, 
pensar en lo que debiera haberse 
hecho y ya no se hará. 

Abandonados todos los proyectos, 
en la luz pobre y la prisión del agua 
del cielo, nace una especie de 
libertad interior blandamente deseada. 


[De Louis Brauquier, trad. Marie Christine del Castillo]

Desde que Marie Christine me enseñó este poema, he estado mirando al cielo. Todo agosto esperando la lluvia, y al fin el cielo me ha dado lo que esperaba de él en el momento justo, el último domingo. Qué maravillosa crepitación ajena al sol que nos recuerda que hay una tristeza bastante deliciosa. Justamente hoy, antes de que lloviese, me hablaba en la orilla un amigo de lo que quería haber hecho y ya no hará. Ahora le asombrará verse tan exactamente retratado. Como a mí.

Lo bueno


Lo bueno es qué bueno 
me vuelve la pena. 
Cuando estoy melancólico, no hay nada 
que no me conmueva.

[A Carmen Oteo, en el artículo]



sábado, 29 de agosto de 2015

Me avisan ellos


Mis hijos, excitados, 
gritan: "¡La luna...!" 
¡Nunca tan llena!

viernes, 28 de agosto de 2015

Cervantes vs. Montaigne


No sólo Shakespeare leía a Montaigne, también Cervantes, diría. Dice el señor de la Montaña, hablando sobre el miedo y sus efectos:


Y Cervantes, medio en broma, medio en serio, arremete defendiendo el valor hispánico. No es el miedo, es el heroísmo y sus ansias (o sea, todo lo contrario) lo que transforma exactamente lo mismo en lo mismo.


¿Quién nos iba a decir que don Quijote no estaba arremetiendo solo contra las ovejas, sino guiñándonos un ojo tras las rejillas de la visera del yelmo? Los pastores, me temo, que no captaron la intertextualidad. De haberlo hecho, quizá no habrían tirado tantas piedras...


jueves, 27 de agosto de 2015

Donde no me reprimo del todo


Es ahora una lucha diaria para no llegar aquí como un abuelete a contar las gracias de mis hijos. Pero al menos dos, que, como son verbales, tienen una excusa.

Quique me dice: "Papá, ¿a que 'pompi' es la forma educante de decirlo?" Y me pasmo de lo bien usado que está el lenguaje. Porque nadie, por muy educado que sea, dice 'pompi' sino  en el papel de educador, y ya está.

A Carmen le señalo el árbol de la entrada y le enseño: "El laurel, Carmen, es el árbol de los poetas..." "Y el cola-cao con galletas / es la comida de los atletas", me contesta, muy seria.


miércoles, 26 de agosto de 2015

Historia secreta del mundo, de Emilio Gavilanes


Como me cogió en pleno test de Aron, retrasé la entrada del Barbero del rey de Suecia sobre el último libro de Gavilanes, y no la hice coincidir, como tenía previsto, con el artículo conmemorativo. 

Aquí están los recortes: 


* 
La primera vez que Homero declama su poema en esta isla. La primera vez que escuchan esta escena. Nadie sabe cómo va a acabar. 
* 
Pero dejarse morir es como darse muerte. 
* 
[animales en un barco]… en las oscuras bodegas, sin saber que al otro lado de las tablas se desliza, silencioso, el mar. 
* 
[Garcilaso] Escribir un poema es inferior a inspirarlo. 
* 
[Relato LA RENUNCIA.] Vísperas de un nuevo combate. Muchos de los que hoy están aquí no volverán. Quizá esta vez tenga suerte y él sea uno de ellos. […] Íñigo de Loyola ignora que está a punto de renunciar a su desaparición. 
* 
Reza: Señor, durante el combate voy a estar muy ocupado. Aunque me olvide de ti, no te alejes de mi lado. 
* 
[Trafalgar] Daniel Hardy, un marino inglés, muere pensando que están perdiendo la batalla. 
* 
[Viaje por una provincia del interior] Son el ataúd de su pequeño, que un día habrá de resucitar. 
* 
El mundo es un secreto a la vista de todos. 
* 
Ser bueno, añade, realmente bueno, conscientemente bueno, exige inteligencia. Un tonto no puede ser bueno. Un santo no puede ser tonto. 
* 
Señor, si nos pudieses conceder que también resuciten los objetos, que también resucite todo lo que ha estado con nosotros y no tenía alma… 
* 
Epitafio cementerio de Gales: “Yo era el novio de Branuyn. Qué extraño no seguir vivo. Yo era inmortal”.
[La tristísima historia de La pequeña deshollinadora, dickensiana y bellísima.] 
[Una hazaña pasiva. El heroísmo de no vengarse, que nadie veía.]
*
[La poesía flota. Tras una descripción vivísima de las botellas de vodka en el río] Hoy también pospone suicidarse. 
* 
Lo más difícil de una historia es saber dónde comienza. 
* 
No necesitó morir para ser olvidado. 
* 
Como el ejército recluta tropas entre las tribus del desierto, a veces se entrecruzan distintas jerarquías. Durante el día el soldado Siyet, de la tribu dominante de los rgueibat, acata sin rechistar las órdenes de su cabo Ahmed, que pertenece a una tribu inferior. Pero al llegar la noche se restablece el orden natural y Ahmed sirve el té al aristocrático Siyet, que ocupa el lugar principal junto al fuego nocturno. 

martes, 25 de agosto de 2015

Lo de Arthur Aron (Set 3/3)

Rematemos

Set III
25. Di tres frases usando el pronombre “nosotros”. Por ejemplo, “nosotros estamos en esta habitación sintiendo…”

Nosotros nos preguntamos si ha sido buena idea contestar este test y hasta dónde llegan los límites del pudor y cuándo la sinceridad se convierte en una táctica cosmética...
Nosotros, en cambio, estamos seguro que la introspección y el conocimiento personal son de las mejores cosas que uno puede hacer por los demás.
Nosotros, contando en la primera persona del plural a Santo Tomás, sabemos que "toda verdad, la diga quien la diga [y donde sea, añado yo], viene del Espíritu Santo.
26. Completa esta frase: “Ojalá tuviera alguien con quien compartir…”.
¡Qué felicidad! De ese comienzo, piense en lo que piense, me sobran siempre el "ojalá" y el subjuntivo... Tengo con quien compartirlo todo.
27. Si te fueras a convertir en un amigo íntimo de tu compañero, comparte con él o con ella algo que sería importante que supiera.
Más pronto que tarde voy a defraudarte. Cuando ocurras, no te sientas mal ni te apenes por mí. Será mi culpa y lo aceptaré con una sonrisa, porque estoy acostumbrado. La amistad es una admiración depurada por la aceptación y, por eso, vale tanto.
28. Dile a tu compañero qué es lo que más te ha gustado de él o ella. Sé muy honesto y dile cosas que no dirías a alguien a quien acabas de conocer.
El tomismo me vuelve a dar la respuesta hecha a pesar de las dificultades técnicas en las que estamos haciendo esta encuesta. Lo que más me gusta de ti es que seas, que estés, que existas.
29. Comparte con tu interlocutor un momento embarazoso de tu vida.

El embarazo es el estado habitual mío. Recuerdo cientos, porque encima la vanidad herida es memoriosa. Pienso en cuando he escrito o defendido en clase cuestiones equivocadas o en equinas meteduras de pata. Contaré el más antiguo porque es el que me ha acompañado, poniéndome colorado a cada recuerdo, desde más tiempo. Era yo pequeño y venía a mi casa un invitado ilustre. Mis padres (que los conozco) le hablarían de mi seriedad y de mis ganas de conocerle. De modo, que mientras ellos tomaban el aperitivo y yo apuraba unos minutos antes de irme a la cama, estábamos juntos en el cuarto de estar. Yo, recién duchado, muy peinado, con una batita cruzada y unas zapatillas redondas y acolchadas. Por algún problema de intendencia mis padres salieron del cuarto y yo quedé sólo con el ilustre. En la tele empezaba una película en blanco y negro. En ese momento, ponían las letras del título: Dinner for two. Yo levanté muy serio el índice y traduje: "Dinero para dos". La cara de estupefacción del invitado, cuarenta años después, no se me ha olvidado. Quizá por aquello le tengo una manía tan arraigada a la televisión encendida durante las reuniones y las comidas.
30. ¿Cuándo fue la última vez que lloraste delante de alguien? ¿Y a solas?

La última vez que lloré delante de alguien, abrazándole, fue con Joselo padre, en el funeral de Joselo. La última vez que lloré solo fue hace dos días, viendo de nuevo este vídeo. Creí que no se me saltarían las lágrimas, porque se me saltaron la primera vez que lo vi y venía prevenido y tampoco es para tanto. Pero ni así:

31. Cuéntale a tu interlocutor algo que ya te guste de él.
Bueno, ahora estoy pensando en algunos que sé que estáis leyendo esto y me gusta, no, más, me pasma, no, no, más, me deslumbra, no, no, no, más, mucho más, me sostiene y me anima vuestro interés y vuestra paciencia. No sé si sois conscientes de hasta qué punto este blogg lo escribimos a medias entre todos.
32. ¿Hay algo que te parezca demasiado serio como para hacer broma al respecto?

Estoy con Chesterton: "Es absolutamente inútil y absurdo decirle a un hombre que no debe bromear con los objetos sagrados. Es inútil y absurdo por una cuestión muy sencilla: porque no hay objetos que no sean sagrados. Cada instante de la vida humana es tremendo". Del mismo modo que el único pecado que no se perdona es aquel contra el espíritu, la única broma prohibida es la que no tiene gracia. Hay que ir caso por caso, pero las manidas, las chistosas, las crueles y las rimas fáciles lo tienen difícil.
33. Si fueras a morir esta noche sin posibilidad de hablar con nadie, ¿qué lamentarías no haber dicho a alguien? ¿Por qué no se lo has dicho hasta ahora?
Gracias. Lo digo constantemente, pero nunca es bastante.
34. Tu casa se incendia con todas tus posesiones dentro. Después de salvar a tus seres queridos y a tus mascotas, tienes tiempo para hacer una ultima incursión y salvar un solo objeto. ¿Cuál escogerías? ¿Por qué?
El móvil. Para llamar a los bomberos. No es solamente una broma. Mi casa, mis libros, los cuadros, los muebles también son mis seres queridos.
35. De todas las personas que forman tu familia, ¿qué muerte te parecería más dolorosa? ¿Por qué?
Ésta, querido Arthur Aron, es una pregunta de mal gusto, y no me parece muy delicado por tu parte hacérsela a alguien que está gratis et amore. ["Pero las reglas, querido EG-M, las pongo yo, y como ves tengo un vivo interés por la muerte, lo que a ti tendría que extrañarte menos que a nadie..."] Por otra parte, Arthur, parece que escogiendo alguna le restas dolor a las otras... ["Sí, te reconozco que... ¡Pero no me confundas, y contesta!"] Bien, la muerte más dolorosa sería la de mis hijos, porque, instintos aparte, tienen menos vida hecha que dejarle a la muerte. Los demás, empezando por mí, ya hemos hecho cosas o hemos tenido la oportunidad de hacerlas. Entre los múltiples motivos por los que el aborto me repugna especialmente, hay que contar éste: segar de raíz la vida, sin darle opciones. Respirar, tomar el sol, marcar un gol de balonmano, tener amigos, las castañas asadas... Todo eso merece la pena. ["Te has vuelto a ir por las ramas, Enrique, pero esta vez te lo disculpo."]
36. Comparte un problema personal y pídele a tu interlocutor que te cuente cómo habría actuado él o ella para solucionarlo. Pregúntale también cómo cree que te sientes respecto al problema que has contado.

Yo no llego ni a la mitad de la mitad de las cosas no ya que quiero hacer sino que tengo que hacer. O no las hago o las hago regular, que es peor. Tendría que decir que "no" a tres cuartos de mi vida, pero no sé. Lo siento como una opción diabólica: entre suicidarme (renunciar) o morirme (por aplastamiento). ¿Tú qué harías o, mejor dicho, porque seguro que así estamos todos, tú que haces?

lunes, 24 de agosto de 2015

Test de Aron (Set 2/3)

Set II
13. Si una bola de cristal te pudiera decir la verdad sobre ti mismo, tu vida, el futuro, o cualquier otra cosa, ¿qué le preguntarías?
Lo dejaría rodar. En parte por pudor, lo confieso, y en parte por pasión. Lo bonito de la verdad es ir desvelándola. La sensual canción de Aute, que se puede aplicar al noviazgo, también casa bien con la realidad:
La prueba de que esto no es una pose es un amigo que tuve que tenía el don de clavar la personalidad de los demás. Me pasmaba su perspicacia. Una noche me dijo que si quería que me contase cómo era yo. Tosí y cambié, de inmediato, de tema.
14. ¿Hay algo que hayas deseado hacer desde hace mucho tiempo? ¿Por qué no lo has hecho todavía?
Desearía dedicarme profesionalmente a leer, a pensar y a escribir. No lo he hecho porque no puedo.
15. ¿Cuál es el mayor logro que has conseguido en tu vida?
Por omisión, que tiene su importancia, no he sido cruel con el débil. Por acción, creo que no está mal haber encontrado una voz propia en mis escritos sin necesidad de matar a ningún padre. Por delegación, traducir a Mario Quintana.
16. ¿Qué es lo que más valoras en un amigo?
La lealtad, que implica contarme los desacuerdos y las discrepancias a la cara y, entonces, después, por supuesto, exponerlos donde sea. También exige no disgustarse por esos desacuerdos, que, conociéndome, serán frecuentes. Sé que es pedir mucho, pero he tenido mucha suerte con los amigos.
17. ¿Cuál es tu recuerdo más valioso?
Atesoro instantes de una intensa dicha, como bajo un repentino chaparrón de gracia, pero son tan inesperados y tan rápidos que apenas pueden narrarse. 
Un recuerdo interesante fue un golazo de balonmano desde medio campo que resultó decisivo. En mi colegio el balonmano era el deporte rey, protegido por los profesores, admirado por todos y por las niñas del colegio de al lado. Yo quise jugar desde pequeño, pero era muy malo y algo gordo. Entrené en el colegio, entre las risas por mi torpeza, y a solas, en casa, tirando el balón contra una pared, acompañado por el eco de la pelota y mis jadeos. Acabé jugando en el primer equipo y de suplente con las categorías mayores, incluso. Este recuerdo me ha servido mucho en otras circunstancias menos escolares para no rendirme.
18. ¿Cuál es tu recuerdo más doloroso?
Hace mucho tiempo medio traicioné a un amigo. Ligué con una reciente ex-novia suya a la que él había puesto los cuernos. A pesar de la objetividad de los hechos, él se lo tomó como una afrenta inmensa y tenía razón y lo manejé mal. Me duele todavía como una traición y media.
19. Si supieras que en un año vas a morir de manera repentina, ¿cambiarías algo en tu manera de vivir? ¿Por qué?
Sí. Me dedicaría a leer, a pensar y a escribir. Un libro de consejos y recomendaciones a mis hijos, entre otros. También, me temo, me volvería más piadoso, y esto me da rabia porque no hay ningún motivo para no ser más piadoso desde ya.
20. ¿Qué significa la amistad para ti?
Algo omnipresente. Quizá demasiado para el concepto común de la amistad. Quiero decir, que la vivo con autores que murieron hace setecientos años, con mi mujer, con algunos objetos, con ciertas ideas, con mis lectores, con varios paisajes, con mis hijos, aunque suene horrorosamente progre... Mis amigos en sentido estricto sufren una durísima competencia.
21. ¿Qué importancia tiene el amor y el afecto en tu vida?
Hay una frase de Joubert que no logro recordar exactamente en la que dice que él requiere para vivir el clima cálido del cariño y del aprecio. Esto me pasa a mí. El amor, recordaba Borges, nos permite ver a los demás como los mira Dios; y yo no quiero salirme de la vista de Dios ni en los ojos de los demás. Quiero decir que es el único aire en el que puedo respirar a pleno pulmón.
22. Compartid de forma alterna cinco características que consideréis positivas de vuestro compañero.
Como tenemos un ordenador por medio, esta pregunta es un poco más difícil. A cambio no pasaré la vergüenza de oír mis cinco positivos, que tendría la obligación moral de matizar mucho porque la escritura me mejora. Vamos: 1) Se interesa (si no, no estaría aún aquí) y, por tanto, es interesante. 2) Es --si me perdonan la vanidad refleja-- inteligente. 3) No es egocéntrico (no soportaría tanto hablar de otro). 4) O es muy religioso o es muy tolerante. Y 5) acoge con ternura, con misericordia.
23. ¿Tu familia es cercana y cariñosa? ¿Crees que tu infancia fue más feliz que la de los demás?
Sí, sí. Mi infancia fue muy feliz, aunque nada edulcorada. Estuvo cruzada, a bote pronto, por la enfermedad de mi madre, por la ruina del negocio de mi abuela, por las crecientes responsabilidades profesionales de mi padre, por mi torpeza al saltar el potro en el gimnasio, por mi precoz acné juvenil, por mis visitas al ortodoncista, por las fieras peleas en el patio del colegio y con los vecinos de la calle de enfrente, por el aburrimiento de las horas de la siesta... Y qué feliz fue, cuánto. 
24. ¿Cómo te sientes respecto a tu relación con tu madre?
Cada día es más estrecha, y eso que lo fue muchísimo desde el principio. La muerte, como supo Luis Rosales, no interrumpe nada.

domingo, 23 de agosto de 2015

Test para enamorarse (Set 1/3)


Tras tantos años de blogg, puede que estén perdiendo ustedes interés y, además, me sigue leyendo mi mujer, y siempre viene bien regar (aunque sea a goteo) el amor. He pensado, pues, hacer el famoso test generador de intimidad (y más) de Arthur Aron. Un set cada día. Vamos:

Set I
1. Si pudieras elegir a cualquier persona en el mundo, ¿a quién invitarías a cenar?
A Benedicto XVI.
2. ¿Te gustaría ser famoso? ¿De qué forma?
Sí. Un poeta famoso. ¿La forma? La más difícil: mereciéndomelo.
3. Antes de hacer una llamada telefónica, ¿ensayas lo que vas a decir? ¿Por qué?
No. Porque me da tanta pereza hacer una llamada telefónica que la hago impelido por lo que tengo que decir. Lo tengo claro como una orden terminante.
4. Para ti, ¿cómo sería un día perfecto?
Lo tengo muy estudiado. Un día sin una gota de negro.
5. ¿Cuándo fue la última vez que cantaste a solas? ¿Y para otra persona?
A solas no canto jamás, porque me oigo. (Recito, declamando, que es mi forma de cantar a solas). Para mis hijos, en cambio, canto bastante, porque se desternillan, naturalmente.
6. Si pudieras vivir hasta los 90 años y tener el cuerpo o la mente de alguien de 30 durante los últimos 60 años de tu vida, ¿cuál de las dos opciones elegirías?
El cuerpo. La mente de los 30 años está en sus estadios iniciales de evolución y tengo muchas esperanzas puestas en la mejora continua y en la vejez creativa. Claro que no sé si un cuerpo de treinta años no sería un incordio...
7. ¿Tienes una corazonada secreta acerca de cómo vas a morir?
No es secreta porque soy bastante hipocondríaco y bastante locuaz: le temo al cáncer. ¿Cuántas veces lo habré dicho ya en este blogg?
8. Di tres cosas que creas tener en común con tu interlocutor.
Con el lector de esta entrada creo tener en común: 1) la pasión por la lectura; 2) un determinado tipo de humor menos común de lo que a él y a mí nos gustaría; y 3) un amor extraordinario por la vida ordinaria.
9. ¿Por qué aspecto de tu vida te sientes más agradecido?
Por la comunión diaria.
10. Si pudieras cambiar algo en cómo te educaron, ¿qué sería?
Habría quitado alguna clase de deportes y las habría añadido de francés y de latín. 
11. Tómate cuatro minutos para contar a tu compañero la historia de tu vida con todo el detalle posible.
He tenido una suerte tremenda y mis dosis de aventuras, o viceversa. Nací en una familia bastante bien, pero no tanto como para no sentir unas décimas de emocionante y austiniana angustia social. Mi madre estuvo malísima y se curó. La carrera no me gustaba y me acabó gustando. No me pensaba capaz de escribir poesía y la escribí. Las oposiciones se presentaban negras, pero las saqué. Leonor me dejaba cada dos por tres hasta que se casó conmigo. Ahora me recito (en voz alta): "El bien que elegí / salióme tan cierto / que amor está muerto / de envidia de mí". No teníamos hijos y los tuvimos. Últimamente no escribo poesía, aunque...
12. Si mañana te pudieras levantar disfrutando de una habilidad o cualidad nueva, ¿cuál sería?
Aprovechar el tiempo de verdad.

sábado, 22 de agosto de 2015

¿Baúl mágico?


Estoy comprando los libros del curso que viene (que llega, que llega). 

Menos mal que confío en el colegio de mis hijos, porque, si no, el título de su libro de religión me escamaría hasta extremos insómnicos. Veamos: se llama "Cuaderno de Religión El baúl mágico?


Y me horripila. Nada más lejos de la religión verdadera, o sea, que la nuestra, que la magia. Y encima el baúl dando un toque antiguo y arrinconado. 

Podría pensarse que la inversión en libros predispone al hípercriticismo, pero no es eso. "El baúl mágico" no me gustaría ni a principios de agosto.


viernes, 21 de agosto de 2015

Pájaros y flores


Hasta ayer mi flor favorita era la del Pancratium Maritimum, justo la que le encanta a Manuela Carmena. Pero nada más escribirlo en el artículo, recogí a mis hijos de su campamento, y traían estas flores irresistibles:




Para colmo, Quique me contó su plan: ponerlas en el jardín para atraer a las abejas. Naturalmente le conté la historia de Zeuxis y las uvas y los pájaros. Les asombró mucho que alguien ya hubiese tenido la misma idea. A mí también, aunque al revés.

Al llegar a casa, en el sitio donde aparco, había un pájaro recientemente muerto. Diría que fui yo, encima, al salir a recogerlos. Era un pollito, crecido, de golondrina. Los niños estaban bastante impresionados, aunque creo que les he hablado con demasiada naturalidad de la muerte, pues no montaron ningún drama. "La sangre será su recuerdo", declamó Carmen, echada al consuelo de la elegía. Lo recogimos y, en efecto, quedó sobre el asfalto un botón brillante rojo. 

Carmen suspiró, mientras entrábamos en casa: "Menos mal que nadie la va a limpiar". 


jueves, 20 de agosto de 2015

Tiempo de verdad


Un certero comentarista ponía el dedo en la llaga:



En efecto, no tengo tiempo de verdad y no hago las cosas con tanta asiduidad. Tengo pruebas. Me examino cada día según una tabla excel que consta de 100 ítems divididos en diez campos de actuación y trabajo. Eso pasa a un gráfico circular. Éste:





El aspecto negro del círculo al abrirlo cada mañana me sirve de jaculatoria eucarística sensu contrario: el día será blanco, sobre todo, si recibo en condiciones la Hostia pura. 

A medida que pasan las horas, voy marcando lo que puedo (lo que hago) en las tablas vinculadas a la principal y, al final del día, compruebo que, efectivamente, no hago o no puedo casi nada con tanta asiduidad, como, por otra parte, ya os dais cuenta por el estado de semi abandono en el que tengo este blogg, que quiero tanto. Esto fue ayer:



Lo negro me preocupaba hasta que caí en que también lo podía contabilizar como el margen de sinceridad conmigo mismo. 

Y así descanso. 


viernes, 14 de agosto de 2015

Yehuda Amichai


A su madre, en el poema “Ésta es la casa de mi madre”:
[…] 
Tus pasos en las escaleras 
han seguido conmigo 
sin acercarse nunca ni jamás alejarse, 
como latidos de mi corazón. 

Y de su padre, en “Carta de recomendación”
[…] 
Yo recuerdo a mi padre despertándome 
a la oración de la mañana. Me acariciaba la frente 
y no tiraba nunca de la manta… 

 Desde entonces le he amado incluso más. 
Y que a él solamente por aquello
le levanten gentil- 
mente y con un amor muy grande 
en la Resurrección.




miércoles, 12 de agosto de 2015

Elige elegías


Que la elección de la elegía tenía poco que ver con la realidad de una vida ya gastada, me lo demostraba la poesía juvenil de Felipe Benítez Reyes. Pero ha querido mi hija Carmen darme un ejemplo aún más extremo. Viene hacia a mí en misa y me susurra al oído con la voz que ella pone para recitar: 



Esto es: "¡Oh, los buenos tiempos...!"


¡Esto me gusta!


Hubo un tiempo en que me retorcía las tripas que la gente dijese de las cosas, de las actividades y de las personas, incluso: "Me entretiene" o "Me divierte mucho". Lo veía un desprecio y un quedarse con la mitad o menos entre las manos. Ahora lo sigo viendo igual, pero agradezco con júbilo (y unas gotas de coña beatífica) que dejen libre el "Me gusta", tan manoseado, ay, por FaceBook, para los que estamos apasionados. El lenguaje tiene una fuerza de gravedad y es la verdad. Y es maravilloso como las expresiones más coloquiales e inadvertidas van cayendo en ella por su propio peso.

Si quieren una prueba científica del gusto auténtico, además del sentimiento, recurran a Conrad: "Quien ama el mar, ama la rutina del barco". Al que le gusta algo, le gusta hasta lo más pesado de sus alrededores. Myriam Soto y Antonio Díez nos contaron en su presentación, con el mismo gozo que la exótica vuelta al mundo, la construcción lenta y meticulosa de su barco. Eso es. 


martes, 11 de agosto de 2015

Una milésima


Desde el borde de la piscina, tomo a Carmencita por los brazos, la balanceo y la lanzo enérgicamente al agua. Y por una milésima de segundo siento la extrañeza real de que no ande sobre las aguas. Pesa tan poco, me parece, y es tan inocente. Mientras, atónito, la veo hundirse... y sacar su riente cabecita, elaboro ya la idea, qué remedio. Tal vez a Jesús con Pedro le pasaba lo mismo: ¡cómo no va andar sobre las aguas, si es un pedazo de pan", se diría. 

***

Ya en la hamaca, seguí con la fe y los milagros. ¿Habrá dicho alguien ya que Jesús exige fe para hacer sus milagros no porque a su omnipotencia le haga falta ninguna muletilla, sino para no forzarla? Me explico. Jesús quiere que tenga fe porque, si no, su milagro me la terminaría imponiendo, y Él ama nuestra libertad hasta el extremo de atarse las manos.

***

Por otra parte, por la suya, el que le pide un milagro sin fe no le pide un milagro, sino una prueba. ¡Y eso es tan fácil de dar y tan inútil!

lunes, 10 de agosto de 2015

KK


Con tanto artículo tengo abandonada la crítica social en RyT, que es sus tiempos practiqué o perpetré. Pero hoy voy a sacar, como dice mi amigo Armando Pego, todo el Bloy que llevo dentro. Veo que todo el mundo aplaude el modo casual de la reina Letizia y su camiseta de Kafka. Un guiño, además, literario, de fomento de la lectura. Guay.



Pero a mi Bloy interior, que la reina de España, con lo que han sido las reinas de España, pose con una camiseta que se lee: Caca; caca; kafka; efe, efe, efe, efe [guiño periodístico]; y de nuevo; caca, caca, kafka; no me parece lo más propio. 

Se ha tirado al negro, dicen los que siguen la cuestión de ropa, y a Gregor Samsa. 

Claro que todo este comentario es bastante ridículo por mi parte, y siempre os podéis reír de mi diciendo que yo preferiría, puestos a echarse al monte de la literatura, que hubiese tirado por una camiseta de Santa Teresa:

Lo que sería verdad.

O ésta, que encima tiene corona:


sábado, 8 de agosto de 2015

Lápida


Con cuatro meses de retraso, habiéndose cargado la disposición versal del epitafio, que le remaché expresamente, y poniendo las letras en negro cuando le dije que las quería apenas grabadas en blanco, trajo ayer la lápida de Pukka el marmolista. Podría ser un ejemplo de nuestros índices de productividad, pero qué importa, porque tampoco Pukka me hizo nunca el menor caso. Así ha quedado, al pie del limonero:


Por si alguno pasa por aquí y no conoce la historia: ahí está

viernes, 7 de agosto de 2015

Comunión espiritual de Quique


Si dependiese de mí, serían otras las discusiones que se tendrían en la Iglesia. ¿Por qué ponerle puertas al campo de la indisolubilidad, como ya digo? ¿O por qué esperar tantísimo a la Primera Comunión de los niños? Lo mejor de que me acompañen a misa son sus ganas de comulgar, tan puras e intensas, tan ejemplares. Después de comulgar, yo les soplo disimuladamente en las cabecitas, encomendándome al Espíritu Santo. Quizá por eso, Quique hoy ha protestado con más razón que un santo:



jueves, 6 de agosto de 2015

Rosa de madrugada


"¡Papá, papá!", me llamaba Carmen, tras la valla de la escalera, a las 4 de la mañana. Leonor ha empezado a trabajar y no sé si la niña ha deducido solita que ahora hay que llamar al cónyuge de vacaciones o si alguien se lo ha explicado. 

Bajé.

"¿Me ayudarías a dormirme?", me pidió educadamente Carmen. Me pregunté si las eses las pone tan bien solita o si se le han pegado de algún veraneante...

Hice lo que pude y se durmió. Entré en la cocina a beber un vaso de agua sin encender la luz y entonces vi lo que vengo a contar. Una luz roja del lavaplatos brillaba a través del mármol de la encimera, que la difuminaba y hacía suave, viva y delicada. Era muy bonito. Como una rosa, una de un cuadro de Gaya, dejada caer al lado de un vaso, sobre el mármol. 

La encimera de nuestra cocina sueña que es un alabastro muy fino, muy clásico, traslúcido. Y la bombillita del lavaplatos se imagina en la noche una rosa de luz. ¿Qué estarían soñando Carmen, Quique, Leonor...? ¿Qué soñaría yo en cinco minutos?




miércoles, 5 de agosto de 2015

Las más de todas


Aunque los avisos de Facebook le han robado mucha gracia a las felicitaciones de cumpleaños (las de santos, a Dios gracias, siguen intactas: oh Nieves, oh Blancas, oh Áfricas, que paséis hoy por aquí, si pasa alguna, mil felicidades), sigo felicitando a los amigos. Hoy, me ha contestado uno:
Muchísimas gracias, querido Enrique.
La tuya ha sido la primera felicitación del día. Y sabes que esto, en las viejas casas, tenía su contabilidad particular, y era repetido durante todo el día. A veces había sido la tía Herminia, otras, Angeli, otras, las más de todas, mamá… 
Abrazos fuertes,
Y me ha alegrado la mañana. Porque uno lamenta no poder hacer regalos en sus felicitaciones 2.0 y, sin embargo, hoy sí, hoy le había regalado a mi amigo un recuerdo de su madre, y de Angeli, y de su tía Herminia, pero más de su madre.

Como los buenos regalos, además, me gustaba a mí tanto o más que a él. Era un regalo de ida y vuelta. 


martes, 4 de agosto de 2015

Saltos cruzados


Dudaba si poner esta entrada en Rayos y truenos, por lo que me importa, o en Trampolínk, por lo de los saltos cruzados y en tirabuzón. Tiro por la calle de el doble, y pongo allá otro salto cruzado, más de mis artículos, que es para lo que está el Trampolínk. 

Lo que me importa es la espléndida reseña de Ángel Ruiz a Pisando ceniza. Y compararla, ¡ale-hop!, con la de Sánchez Dragó. Para empezar por lo más gordo, tengo la impresión de que uno se ha leído el libro y otro, curiosamente el más ponderativo, no o muy por encima. Impresión fortalecida por el hecho de que la única cita que hace Dragó (espléndida, desde luego: "Las cosas sólo suceden al que sabe contarlas") es, nos enteramos por Ángel Pérez, de la solapa del volumen.

En estos saltos cruzados, dos avisos entrelazados. El primero, moral. Las buenas intenciones, que en Dragó se ven de lejos, hay que guardarlas para los lectores, no para los amigos... escritores. O, al menos, hay que pasar por el trance de la escritura a fondo. Y segundo aviso, literario. El "yo" no es tan singular como nos creemos. En la reseña de Ángel Ruiz hay su buena dosis de "yo", pero es un yo que piensa, siente, se pone por delante, da razón de sus prejuicios, de sus juicios y de sus postjuicios. El "yo" de Sánchez Dragó es casi todo ombligo, que no nos deja ver el libro ni a él leerlo, tal vez. Estaría tentado a decir que un yo tiene mucho de "y" y el otro mucho de "o".