Quique me salva
El día se ha vuelto tan complicado y tan agotador que, en el coche, confieso a mi mujer, buscando una absolución sacramental, siquiera sea por la jurisdicción conyugal, que no creo que pueda ir a misa. Ella entiende. Pero Quique, desde atrás, comenta: "Pobre papá, qué triste estarás".
Voy a misa, naturalmente.
Quique también me ha salvado a mí.
ResponderEliminarGracias Quique!
José
Qué maravilla tener un "instrumento divino" como Quique.
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