En casa, no se cena hasta que no nos hemos servido todos y se ha bendecido la mesa. Quique casi sin esperar a que nos sirvamos une devotamente sus manitas junto a su boca y reza:
El Niño Jesús...
que nació... en Belén...
bendiga esta mesa...
al Papa... y al Rey...
Le sale una bendición interrupta y murmullante. Me fijo. Y entre las devotas palmitas tiene una salchicha a la que va dando piadosos mordisquistos.
—¡Sinvergüenza!
Grandes risas, que preceden a una conversación filológica. ¿Cómo se pronuncia "salchicha"? Carmen vota por "chalchicha", opción a la que se le puede negar la coherencia, la simetría y la aliteración. Quique se apunta. Su madre se pone muy nerviosa. Quique opina que "chalchicha" es más de chulito. Su madre precisa: "Es más de cateto". Quique no se rinde, se revuelve: "No importa cómo se diga porque todos lo entendemos bien". Yo intervengo para apoyar a mi santa esposa, pero, entre el jaleo y la dislexia, me sale "chalchicha", y todos se ríen. Y Carmen, tan socialdemócrata, se apunta rápidamente al argumento democrático: "¡Somos tres contra uno! ¡Es 'chalchicha'!" Su madre tiene un inesperado brote reaccionario: "¡Eso de votarlo es una chorrada!"
¡Genial!
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