Epitafio
Carmen invitó a unas amigas a merendar por su cumpleaños. Por la ventana de mi despacho, las vi embebidas con la lápida de Pukka. La primavera, las niñas, la luz, el limonero y la merienda, frente a la lápida y a la oscuridad de mi despacho en el que escribía, qué casualidad, un memento mori, crearon un contraste que no es precisamente fotográfico, sino cósmico.
No hay comentarios:
Publicar un comentario