miércoles, 17 de mayo de 2017
Epitafio
Carmen invitó a unas amigas a merendar por su cumpleaños. Por la ventana de mi despacho, las vi embebidas con la lápida de Pukka. La primavera, las niñas, la luz, el limonero y la merienda, frente a la lápida y a la oscuridad de mi despacho en el que escribía, qué casualidad, un memento mori, crearon un contraste que no es precisamente fotográfico, sino cósmico.
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