lunes, 9 de octubre de 2017

Enamorarse de leídas

Un amigo, cómo, un hermano, se enamoró de la protagonista de un poema de José Mateos. Y buscó su apellido en la guía telefónica de Cádiz y llamaba a las casas de los Reis preguntando por Julia. Yo creo que un poco también enloqueció de amor Loquillo, en vista (oídas) de lo bien que lo canta:


Yo no me enamoro de nadie más que de mi señora, por supuesto, pero he pensado que me gustaría tener un hermano soltero o un amigo para ayudarle a buscar a la chica que leía a Shakespeare en el AVE con una bandera de España. Me parece la mezcla perfecta, un cocktail exquisito: el patriotismo suficiente como para movilizarse y, a la vez, la sabiduría de quedarse quieta, de no salir de su Shakespeare, es más, de su Venecia. Españolismo anglófilo con lo mejor de ambos, y con el buen gusto, encima, de salir, bellísima sin necesidad de adjetivos, en un artículo de Montano.

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