Mala conciencia
Para que no se me caigan los artículos, tiro últimamente mucho de las redes, y allí, una inesperada inquietud. Cuando me sigue un sacerdote, me parece muy bien, me pongo muy contento. Si lo hace un periodista famoso, lo celebro. Si un viejo amigo, me reconforto. Y así. Pero si me sigue un poeta, incluso un poeta joven, siento la comezón de la mala conciencia. Se ve (me lo señala mi sistema nervioso) dónde está hoy por hoy mi mayor infidelidad.
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