Bloy y yo
He vuelto
a tener problemas con mi esófago y la hernia de hiato. Se me queda algún bocado
a medio camino, ni sube ni baja, y es muy doloroso. Al final, he de vomitar. Lo
extraño, pensaba mientras me pasaba, es que no diría que había comido tanto. Se
ve que siempre hay que devolver con intereses. Lo que no deja de ser una imagen
nítida del capitalismo. Y se me nota que estoy leyendo a Léon Bloy por las cosas
que pienso y por cómo os las cuento de crudamente. Ese pensamiento —la alegría
de haber tenido un atisbo bloyano— me reconcilia con mi suerte, de rodillas,
frente al retrete, y afirmo que sí, que todo lo que sucede es adorable.
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