Ya no salgo lo que dicen que salía, desde luego. Pero no
puedo evitar que en estas noches en que me quedo hasta las tantas leyendo y
escribiendo y un poco también mareando por la casa, no puedo evitar, digo,
recuperar el mismo sentimiento de euforia, pero mejor, de cuando estaba de
bares o iba a fiestas. En conversación con los ausentes y oyendo con mis ojos
otras músicas, siento que sigo de fiesta, y por todo lo alto.
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