Carmen me pregunta qué pájaro puede ser uno que ha visto, y me describe perfectamente un verderón. Se alegra mucho de que tenga nombre y celebra lo bien puesto que está. Yo le repito una vieja ambición mía: «Quiero que seáis los niños que más sepan de pájaros, de plantas y de perros». Me sonríe y me contesta: «Yo quiero ser la niña que quiera más a Jesús».
Me ha dado otro zasca místico, vaya.
¡Madre mía!
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