domingo, 16 de julio de 2006

El Barbero del Rey de Suecia

Cumpliendo su palabra, el Barbero nos trae hoy un libro que no es una colección de aforismos. Esta vez se atreve con la poesía, con un libro de Álvaro García, El río de agua, que para colmo es un largo poema. El Barbero pretendía también explicarlo, comentando, por ejemplo, como el pleonasmo que le da título es, sin embargo, lo mejor de la entrega. Se lo he prohibido, pues sería competencia desleal. Yo escribo mis reseñas, que me dan el dinero para comprar nuevos libros que reseñar. Si el Barbero echa arena en las ruedas dentadas de este círculo vicioso mi biblioteca dejaría de crecer monstruosamente. Los análisis, pues, los haré yo, cuando me los encarguen, y él cumplirá con su trabajo -quizá más importante- de entresacar lo esencial, el nervio del poema:

EL RÍO DE AGUA

[...]
y es música que suena a controlada
demolición del tiempo, del espacio
[...]
Parece que descansan las estrellas.
Escucho el disco y miro la ciudad.
[...]
o quien sabe si no existe la muerte
con sólo no temerla ni quererla,
[...]
A lo real le damos realidad.
[...]
Y por qué no vivir así el presente.
La flexibilidad del tiempo mismo.
Mirar un rato un pino de cien años.
Nadar y, después de nadar, nadar.
La vespa del cartero es amarilla,
[...]
a rose is a rose is a rose
[...]
Los niños no han tejido en una fórmula
las dos velocidades, puro instinto
al arrojar naranjas a las ruedas
de los coches que pasan aplastándolas.
Todo lo que has vivido permanece.
Tiene que estar ahora en algún sitio.
[...]
perros que ladran al oír ladridos,
[...]
Todo lo entiende esta salud que es música.
Todo lo que se apaga en el olvido
reaparece de un modo sigiloso,
[...]
mirar las caras en el autobús,
el paso de fachadas y de árboles,
los anuncios, las casas, ver las casas,
entrar a mundos cálidos y ajenos,
[...]
En el centro psiquiátrico hay un piano
y el joven teclea en él su identidad,
[...]
Sólo se acuerda de él una sonata.
[...]
alguien es operado por la noche
[...]
con el afilador y su silbido,
flauta o piedra,
yo confundo un oficio y su reclamo,
la música afilada
[...]
Un silbido ambulante rasga el aire,
la rúbrica afilada de un trabajo.
[...]
es el presente en sí, como tus ojos,
magia de lo concreto.
[...]
kilómetros de playa, siempre el agua,
el líquido en que pasas nueve meses
[...]
En verano la buscas, algo amniótico.
Milagro es todo, dijo aquel cubista,
meterse en la bañera y no fundirse.
[...]
y de la lágrima,
su diminuto fuego en la mejilla,
[...]
y el palpitar sanguíneo de las fresas.
[...]
y se refugia aquí la eternidad.

12 comentarios:

  1. Anónimo2:50 p. m.

    Me gusta la sinestesia esa del silbido ambulante que rasga el aire, sinestesia que tiene ciertas pretensiones de hipálage

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  2. Muy bien visto, Edu. A mí me gusta mucho también lo de los chavalitos tirando naranjas a las ruedas de los coches, que simboliza la conexión de dos tiempos o velocidades distintas, como ese endecasílabo: "Mirar un rato un pino de cien años".

    El verso de Gertrude Stein: "a rose is a rose is a rose" es un nuevo pariente del very horsely horse y del arce que arcea, ¿verdad?

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  3. [Aviso: puede que lo que escriba esté mediatizado por el inmenso calor que hace]
    Para una ocasión que tengo de discrepar, no voy a desaprovecharla, porque tengo miedo de parecer un adulador, siempre de acuerdo con lo que dices en este blog. Ya me estaba empezando a preocupar.
    No sé si es el estado fragmentario (aunque Safo está en fragmentos y es maravillosa) o qué, pero no me convencen nada esos versos. Lo más probable es que eso tenga que ver con mi ignorancia de la poesía, pero no me convencen:
    -palabras como 'amniótico' en un poema.
    -lo de 'controlada
    demolición del tiempo' y similares me suena pedante.
    -lo de jugar a que 'no existe la muerte' es una banalidad o es que me suena muy manido.
    Bien, no sé: sería interesante que explicaras por qué te parecen buenos esos versos, aparte de por cuestiones formales como la sinestesia, o alguna imagen.
    Quizá todo tenga que ver con mi incapacidad para el ritmo.

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  4. No te desconsueles, Arp, que no eres un caso perdido... ¡a mí tampoco me gusta! Y por tus mismas razones. Si acaso,
    "Mirar un rato un pino de cien años" está bastante bien, y también "Milagro es todo, dijo aquel cubista", "y el palpitar sanguíneo de las fresas". Más, no concedo. El río de agua me parece un gran título, pero a lo mejor es porque me gustan los ríos y me gusta el agua.

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  5. Anónimo12:49 a. m.

    Supongo que es más necesario ese verso sobre la rosa que sobre el caballo para evitar el peligro del nominalismo: STAT ROSA PRISTINA NOMINE, NOMINA NUDA TENEMUS.
    De todo lo que fue la rosa, sólo nos queda su nombre.
    Y mayor peligro entre poetas, que la hemos manoseado mucho, así que no está mal acordarse con Nacho Cano y Mecano que "una rosa es una rosa"

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  6. Anónimo12:53 a. m.

    Ah y lo de amniótico en el poema sí me gusta porque describe una sensación de necesidad primigenia, prístina de búsqueda del agua que ya la asocias con los 9 meses del verso anterior

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  7. Para no repetir, elegiría:

    Milagro es todo, dijo aquel cubista,
    meterse en la bañera y no fundirse.


    Porque lo imagino algo surrealista-chestertoniano. Surrealista por el tema, Chestertoniano por el milagro en lo ordinario.

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  8. Querido Arp: ¡pues menos mal que lo has leído en fragmentos, que el resto del "Río de agua" es más material de arrastre, cree el Barbero!

    Lo que yo digo es que lo mejor es el pleonasmo que le da título, con lo que ya se ve que tengo mi corazón dividido, como Mora-Fandos.

    Me interesan de estos versos algunos hallazgos técnicos, como los agudamente señalados por Edu Solá, por Rocío Arana y por Mora-Fandos.

    Pero también a mí me afecta el calor. En mi caso el calor de la disputa poética. Ahora hay quien defiende la "poesía metafísica" y, dentro de esa propuesta, Álvaro García (también José Mateos en "La niebla") mantienen una posición de consenso que, sin ser la mía, me interesa bastante. No dejan de hacer pie en la realidad, en el sentido común, en la vivencia reconocible.

    Igualmente me ha afectado, supongo, la reciente lectura del ensayo de Á. G. titulado "Poesía sin estatua", que he visto ejemplificado con destreza en muchos versos de "El río de agua". Eso produce un placer no estrictamente poético pero intelectual.

    Pero tu comentario me da una ocasión (más) de estar de acuerdo contigo, aun a riesgo de parecer un adulador. Veo yo que el problema fundamental de estas poéticas no está tanto en el ritmo (estando) ni en la pretenciosidad (estando)sino en el hecho de que la metafísica de fondo suele ser muy superficial. Y en Álvaro García (que acaba este poema precisamene hablando de buceo) menos que en otros. A veces, tanta filosofía se queda en un "carpe diem" y disfruta el momento que más ya no sabemos y viva la vida. Que no está mal, pero que tampoco es el abismo del pensamiento, ¿no?De todo lo cual, habrá que seguir hablando.

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  9. Anónimo3:09 a. m.

    En octubre, cuando le den el Premio Nacional de Poesía a este libro de poema, no sólo por su título, sino por la amplitud de versos como "Perros que ladran al oír ladridos", "Todo lo entiende esta salud que es música" o "La palabra aceptar / que besa al padre como el padre al hijo", publicad el poema entero y atreveos a repetir vuestros desagrados. Un abrazo.

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  10. Mi más sincera enhorabuena, Álvaro. Y también, en otro orden de cosas, a nuestro anónimo profeta.

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  11. ¡Buenas! En primer lugar, quiero dar la enhorabuena a Enrique por la página, que ya conozco con amplitud. En segundo lugar, pedir disculpas por el anónimo que colgué hace más o menos un año y medio, sabiendo ahora que fue la demasiada juventud la que me impidió i discrepancia en un tono más cordial, en lugar de el que resultó, tan retador. Un abrazo y espero seguir comentando aquí tantas entradas interesantes, esta vez con firma.

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  12. Qué de poetas, de pronto. Esta es tu casa, por supuesto.

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