Resultaría muy ilustrativo comprobar si el puñado de poemitas de
Fiat umbra que me parecen extraordinarios a mí coincide con los puñados escogidos por otros lectores. Podría suceder que no, que Isabel Escudero hubiese lanzado al aire, como un sembrador parabólico, sus versos, y unos hubiesen arraigado en el pecho de uno, y otros en los de otro, al borde del camino. Pero dejemos ese experimento relativista para mejor ocasión, pues conviene que el crítico se crea en posesión de la verdad y hable
ex cathedra. Así que
vamos...
Coincido con tu análisis, amigo Enrique; el libro de Isabel Escudero merece mucho la pena; hay poemas de hondísimo valor y sabor popular. Y sin complejos. Tal vez cuando concluya con mis horarios tenga tiempo para hacer la reseña que hace más de un mes prometí en mi blog...
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