jueves, 8 de enero de 2009

Espejito, espejito...

En el espejo la vanidad ve la envidia.
·

13 comentarios:

  1. Anónimo10:43 a. m.

    Lo bueno si breve. ¡Qué verdad! Y la envidia -ayer lo pensaba no sé a cuento de qué- es el pecado más triste y menos rentable.

    ResponderEliminar
  2. ¡Son dos aforismos muy buenos!

    ResponderEliminar
  3. "A los espejos los carga el diablo": pue este tampoco es manco. Qué verdad.

    ResponderEliminar
  4. Sin embargo, ante el espejo la verdadera humildad no se reconoce.

    ResponderEliminar
  5. La humildad es una tinta invisible, es verdad, em10. Por cierto, tú eres casi invisible, ¿no?

    ResponderEliminar
  6. ¡Ay, si los espejos hablaran! Éste es un debate interesante: ¿es digno hacer delante del espejo lo que no haríamos delante de los demás?

    ResponderEliminar
  7. Son como títulos de vanitas barrocas, pero muy contemporáneas.

    ResponderEliminar
  8. …y la envidia, en los otros, su secreta admiración.

    ¡Qué envidia me da la anchura del pensamiento en la estrechez de ocho palabras!

    ResponderEliminar
  9. Cuando uno se mira al espejo, esos ojos no parecen los nuestros; la frialdad del cristal parece que los hubiera poseído.

    ResponderEliminar
  10. En el espejo, JCL, hago algo que no me importa hacer aquí: me enorgullezco de mis amigos. Muchísimas gracias por vuestros comentarios y aportaciones.

    ResponderEliminar
  11. Tienes razón, Enrique, tras un tiempo visitando tu blog he empezado a comentar sin ni siquiera presentarme, una actitud tal vez algo vanidosa, sobre todo cuando tampoco tengo blog en el que mostrar algo de mí. Nos conocimos hace poco, el año pasado no obstante, en la mesa redonda sobre el blog de las Jornadas Númenor, en Sevilla, y fui quien tuvo el honor de moderar la mesa. Bueno, ya sabes algo más de un fiel seguidor de tu blog que intentará dejarte comentarios de vez en cuando y que firma como em10.
    Un saludo.

    ResponderEliminar