jueves, 18 de marzo de 2010

El origen

Sólo con una madre puede hablarse incansablemente de uno mismo sin ser egoísta. Lo sabía desde hace años. Hoy he visto cómo empezó todo: la embarazada se mira el ombligo constantemente con una generosidad sin límites.

12 comentarios:

  1. Anónimo4:01 p. m.

    Por favor, qué cosas más bonitas escribes, Enrique. Te estás volviendo un ñoño, eso sí, un ñoño enamorado. Un abrazo fuerte.jmn

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  2. Así es, precioso el texto.

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  3. Muchísimas gracias a los cuatro, incluso a jmn.

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  4. Anónimo11:55 a. m.

    Espero que te guste Enrique

    http://www.youtube.com/watch?v=I8X3L4kZzes&feature=related

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  5. Genial, original, fantástico, y que sé yo...

    Saludos

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  6. Por cierto mi segunda hija se llama Carmencita, y la primera Irene-Carmen.

    Otro abrazo

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  7. sugerente, Enrique. Eso es lo que llega. Felicidades

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  8. Qué preciosidad. Ya sé que es un comentario vacío, de estos que en verdad no dicen nada "me gustó el post"... Pero tenía que hacerlo.

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  9. Para que después digan que los hombres, no sabrían parir...

    Uffff, una maravilla.

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