lunes, 31 de mayo de 2010

Plinio revisitado

No hay libro malo
que no tenga algo bueno:
la posibilidad de reciclarlo.

8 comentarios:

  1. Si es finito, mejor; que también puede servir para calzar algún mueble.

    Un saludo y enhorabuena por la incorporación de Carmen.

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  2. Anónimo10:27 a. m.

    Hola Enrique
    Soy tu semiseguidora. Lo primero, felicidades por el bautizo de Carmen.
    Lo segundo, y perdón por la intromisión aquí, me atrevo a pedirte un favor.
    ¿Puedes decirme tres libros para regalar a mi hermana por su cumpleaños?
    Cumple 24. Estudia el último curso de Humanidades, es una enamorada de la literatura, para ella los libros son el mejor regalo pero yo estoy perdida. Uno puede ser de poesía. Creo que le gusta casi todo. Empieza en septiembre un máster de Edición en Barcelona. Ha colaborado con Renacimiento como correctora ortotipográfica. Te lo agradecería mucho. Seguro que lo que me digas le va a encantar.
    Ana (ya me presento, después de esta cara que le he echado…)

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  3. Pero sí hay lecturas malas... todo un arte, la lectura.

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  4. En una clase de literatura bien podrían tomarse ciertos libros y decir a los alumnos: "Ven, esto no hay que hacerlo".

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  5. No le echas cara, Ana, aunque me eches una cruz a mí en lo alto: qué difícil aconsejar siempre, pero sin conocer a tu hermana más. Yo, de poesía, le regalaría el recientísimo de Abelardo Linares en Tusquets, Y ningún otro cielo. Está muy bien y le hará gracia --supongo-- tener el libro de su jefe.
    Luego, un libro inagotable, que dura para toda la vida son los Escolios a un texto implícito de Nicolás Gómez Dávila. Es un regalazo, porque valen lo suyo, pero seguro que tu hermana lo merece.
    A pesar de esta recomendación, basada en la semi-confianza enorme que nos tenemos, yo en principio prefiero regalar libros breves. Son perfectos: Helena o el mar de verano o El vaso de plata. Suerte.

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  6. Anónimo8:49 a. m.

    Enrique, soy Ana, la semi,muchísimas, muchísimas,muchísimas gracias. El día 17 se los doy, te escribo y te cuento su carita de sorpresa ante mis súbitos conocimientos, je,je.. confesaré la ayuda.Seguro que los difruta un montón. Te debo una.

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