¡¡¡POR FIN!!! No sabes cuánto tye he echado de menos, me temo que eres droga dura. Por no tener tu blog me enganché a Amar en tiempos revueltos, qué vergënza...
Muy elocuente tu artículo en Diario. Leyéndolo me he acordado de la película toy story 3, que he visto este verano en tu tierra. Aprovecho para recomendarla a quien no la haya visto. Muy bueno tu apunte sobre la paradoja del niño representando al país del millón de abortos. ¡Feliz regreso! Feliz especialmente para tus lectores.
En cambio, a Miguelín le sobran seis metros y pico.
ResponderEliminarEnhorabuena! Y bienvenido a septiembre... :-(
ResponderEliminarBienvenido.
ResponderEliminarBienvenido, por fin.
ResponderEliminarOh, es genial.
ResponderEliminarUn verdadero rompimiento de gloria para el regreso.
Bienvenido Enrique
ResponderEliminarNo dejes suelta a Carmen tan rápido. Todavía necesita a sus padres...
ResponderEliminarBienvenido.
Bartolo
¡¡¡POR FIN!!! No sabes cuánto tye he echado de menos, me temo que eres droga dura. Por no tener tu blog me enganché a Amar en tiempos revueltos, qué vergënza...
ResponderEliminar¡Qué buen regreso!
ResponderEliminarMuy elocuente tu artículo en Diario. Leyéndolo me he acordado de la película toy story 3, que he visto este verano en tu tierra. Aprovecho para recomendarla a quien no la haya visto.
ResponderEliminarMuy bueno tu apunte sobre la paradoja del niño representando al país del millón de abortos.
¡Feliz regreso! Feliz especialmente para tus lectores.
Bien venido. ¿Qué tal el libro?
ResponderEliminarIndeed! un saludo.
ResponderEliminarGracias por volver tan puntualmente. Y por dedicarte a tu obra principal estos meses de verano. Qué ganas de conocer a Carmen y de veros.
ResponderEliminarTarde y corriendo, pero me incorporo a la tertulia. ¡Por fin! Un abrazo y a seguir creciendo (y riendo).
ResponderEliminarA algunos incluso les basta con reírse de todo.
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