sábado, 22 de enero de 2011

La difícil educación

No tratamos los llantos de mi hija por igual. Y los demás padres hacen prácticamente lo mismo. Si llora por hambre, frío o por algún leve dolor, nos preocupamos muchísimo, y enmendamos la situación sin pérdida de tiempo. Si llora porque quiere estrechar sus lazos familiares (esto es, ser cogida en brazos), ya nos importa menos: “Deja que llore un rato”, decimos, poniendo cara de pedagogos. Si lo hace porque quiere que se la levante, no se le hace ningún caso: “¡Qué caprichosa!”. Con eso, fomentamos inconscientemente que se dé más importancia a las necesidades físicas y elementales que a las sociales y espirituales. Levantarse, ¿no es acaso la más humana de las ansias: Ad sidera tollere vultus? Luego nos quejaremos.

9 comentarios:

  1. Difícil educación, Enrique, pero ahí está la cuestión. La vida nos enseña su lado más humano, más tierno, y a su vez el más crudo, la realidad más palpable. Tomar decisiones es lo más difícil, nunca sabe uno si acierta o no. Ser padre no es cuestión baladí, no se aprende en el colegio, ni en la universidad, ni en la lectura de libros. El día a día te va mostrando todas sus caras, sus vértices. Sólo ellos, cuando sean adultos, con el tiempo te dirán o no si la educación que han recibido ha sido la adecuada, la correcta, según el sentir , según el pensamiento que ellos tengan sobre la vida. Y bien sabes tú de este tema cuando escribes poemas tan hermosos a tu madre, querido Enrique.

    Un fuerte abrazo

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  2. Y además siempre nos queda, querido Ramón, este sabio consuelo (y consejo) de tu tocayo Eder: "Ser un buen padre es ser un mal padre que hizo lo que pudo".

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  3. De acuerdísimo... Siento que tú lo dices parte en serio y parte en broma, pero yo, que tengo la ventaja de no tener que decidirlo en la vida real, en serio en serio creo que la dejaría resistir más las inclemencias físicas, a lo espartano y sería más condescendiente con las ansias espirituales. ¡Tu filosofía pedagógica me parece genial!

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  4. Hola Carmen, hola Enrique.

    La entrada, desde luego, invita a la reflexión. Yo, que no soy padre pero que considero que he recibido una buena educación -también escribo poemas a mi madre- pienso que el papel de padre es uno de los más difíciles, si no el que más, al que se debe enfrentar una persona en su vida.

    Creo Carmen que llevas toda la razón del mundo y que en muchas ocasiones se olvida uno de la educación social y espiritual de hijos y allegados. Luego pasa lo que pasa y nos encontramos con seres fríos, carentes de sensibilidad, sin distinguir claramente entre el bien y el mal, sin saber lo que es el amor al prójimo y el amor a uno mismo...

    Un cordial saludo,
    JPLT

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  5. O aprender que esas necesidades espirituales y afectivas, requieren a veces de mayor lucha, esfuerzo y paciencia, pero al final se alcanzan

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  6. Maravillosa reflexión. Gracias!!

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  7. Muchas gracias y mucho ánimo.

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  8. La conexión espartana de AFD me ha dejado cavilando. Gracias.

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