A mi hija la vemos guapísima, inteligente,
graciosa, divertida, con una personalidad asombrosa. En la casilla “virtudes”
de la ficha de su cole-guardería nos quedamos sin espacio. A mi mujer, sin
embargo, ha empezado a preocuparle que sólo nosotros la veamos así de
maravillosa. La gente en la calle no se para a nuestro paso a aplaudir y
nuestros amigos sólo hablan,
inconcebiblemente, de sus propios hijos. ¿Será —me pregunta mi mujer— que no es
tan extraordinaria? Si no lo fuera, que lo es, contesto, qué importa: irá
encontrando quienes la vean con los ojos del amor y, así mirada, será siempre
excelente para quien más le importe. Lo digo, le digo, por experiencia, porque
a mí me ha sucedido.
Claro que sí. Ya lo dice NGD, que el amor no esconde imperfecciones sino que revela perfecciones que para lo demás permanecen ocultas.
ResponderEliminarHablando de las fichas estas, sé de una niña llamada Martina que ha tenido que rellenar hace poco una ficha a doble columna con las cosas que se le dan bien y las que se le dan mal.
En la columna de cosas que se le dan bien sólo ha puesto "cazo moscas".
José Luis
La belleza es un encuentro de dos bellezas a través de la mirada. ¿Verdad?
ResponderEliminarEs extraordinaria, lo que pasa es que la gente va por ahí con mucha prisa.
ResponderEliminarY los ojos del amor no sé si serán subjetivos o los únicos objetivos, pero lo que sí que hacen es que el mirado acabe siendo como se le mira. Todos los ojos tienen un poco ese poder conformador, pero los del amor mucho más, afortunadamente.